Fin del Mundo. Allí, en Ushuaia, se corrió la primera versión americana de UTMB, acaso la gran carrera de trail running a nivel global. Al menos, la que supo maximizar y exprimir el marketing. La más mediática de la última década, también, con más de 10.000 corredores y 6 distancias (desde los 15 a los 171 km). Por eso, la decisión de sus creadores, Michel y Catherine Poletti, fue expandirse y en 2018 decidieron abrir franquicias. Y una de ellas, una de las elegidas fue la capital de Tierra del Fuego, donde se corrió este fin de semana.

La expectativa de los casi 1000 inscriptos de 28 países, en las cuatro distancias (35, 50, 70 y 130km), fue mayúscula desde que se inscribieron. Incluso, muchos priorizaron esta nueva propuesta en la Argentina por encima de otras ya consolidadas. Por caso, Patagonia Run que este año cumple 10 ediciones (se corre este fin de semana).

Sin embargo, pocos pensaron que semejantes inclemencias climáticas iban a transformarse en el verdadero escollo. Lluvias, neviscas y fuertes vientos, con bajas temperaturas y muchos kilómetros de senderos nevados se convirtieron en el convidado de piedra para la propuesta latina de UTMB. Incluso, para los corredores de elite que sintieron en carne propia muchas de las sensaciones que suelen padecer y hasta atormentar a los corredores del fondo. “Si para nosotros fue tan dura, no me quiero imaginar lo que fue para quienes venían atrás, los corredores amateurs”, deslizó Franco Oro, en el avión de regreso de Ushuaia a Buenos Aires, para luego partir a San Juan. “Fue dura, muy, muy dura. El frío, lógicamente, se esperaba. Pero no la nieve, no tanta nieve. Fue de las carreras más duras que participé”, agregó el sanjuanino que finalizó 11º. Y continuó: “Estoy muy satisfecho y agradecido porque pude completarla. Me caí varias veces y me golpeé porque, en algunas partes, no hacías pie. En la parte final, en el Cerro del Medio, me encontré con muchos corredores de 70 km que buscaban llegar. Y uno, también. Ahora quiero recuperarme porque se viene el Mundial en Portugal (el 8 de junio) y luego deseo correr Mont Blanc”.

Las palabras de Franco Oro sirven para graficar lo vivido por muchos de los corredores, en una carrera que tuvo su primera vez. Observar cómo se desplazaban por el hotel Arakur, asignado para algunos atletas de elite y para la prensa acreditada, la estadounidense Rory Bosio (ganadora por amplísimo margen y 9º de la general en los 130km) o al brasilero Chico Santos (5º de general 130km) evidenciaban, un poco, lo que implicó desandar la carrera. Hubo casos de hipotermia, uno complicado. Hubo muchos abandonos por decisión propia y otros por no pasar los diferentes cortes que tenía cada punto o puesto de avituallamiento. Hubo cortes en el circuito pero, tal vez, debieron cancelar antes algunos cerros, tal como Daniel Catania, el director técnico de la prueba, definió, en Valle de Lobos, que los corredores de 130km no subieran al Cerro Bonete. Con este cambio, y casi 80 km en el lomo, los atletas de los 130km evitaron una paliza segura que los hubiera diezmado aún más.

Se sabe, las carreras en la montaña y de largo aliento ameritan un monitoreo permanente que impide descansar para agilizar y priorizar siempre, absolutamente siempre, la seguridad de cada corredor. Desde el primero hasta el último, porque toda carrera no termina hasta que se saca el arco de llegada. Y, como toda primera vez no suele ser la ideal, la mejor, la que uno recuerda para toda la vida, Ushuaia by UTMB, tal el nombre ortorgado a la franquicia argentina, tiene mucho para aprender y mejorar para 2020, el año que puede significar su verdadera consolidación, su verdadero despegue en el Fin del Mundo.

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