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Ahora que el running está más de moda que nunca, seguro que ya nadie ignora los efectos saludables que genera. Es bien sabido que a los beneficios físicos que aporta el correr, hay otros no menos importantes que son los psíquicos. Diversos estudios indican que esta actividad produce equilibrio, autoconfianza, felicidad e incluso ayuda a mejorar nuestro funcionamiento intelectual en los individuos que la practican.

Sin duda, crear un hábito estable de este ejercicio nos proporciona esa sensación de dicha tan placentera que viene provocada por la liberación de las endorfinas y los neurotransmisores del cerebro, tales como la serotonina y la dopamina. Además, estos efectos biológicos en nuestro organismo nos aportan un bienestar somático que repercute de forma muy positiva a la hora de reducir el estrés o trastornos más serios como pueda ser la depresión.

Ya de entrada, tanto los entrenamientos como la competición nos dan la oportunidad de socializar y relacionarnos con otras personas que disfrutan de la misma afición, algo tan simple como saludable.

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La motivación de este deporte no tiene que ser necesariamente la competición para establecer unas metas que una vez alcanzadas refuercen nuestra confianza y nos otorguen un efecto positivo en nuestra autoestima. Hay quien establece esas metas en la evolución que se alcanza progresivamente tras una lesión o sencillamente en el propósito de bajar de peso. Todas ellas son válidas a la hora de marcarse un objetivo que nos estimule a la hora de calzarnos unas zapatillas y que una vez logrado nos haga sentir realizados en ese aspecto.

Según un estudio realizado en la Universidad de Illinois, la adrenalina presente en la sangre tras realizar actividades aeróbicas como el running, activan nuestras células nerviosas y mantienen nuestro cerebro alerta, lo que temporalmente nos convierten en personas más inteligentes, con una mayor capacidad para aprender y más rápidos a la hora de pensar. Un ejemplo de esto fue un estudio realizado en 2013 en el que un grupo de mujeres alemanas debían aprender en un tiempo limitado cierto número de palabras polacas, confirmando que quienes lo habían hecho después o durante un ejercicio físico moderado obtuvieron un resultado más positivo en los test posteriores que las que lo afrontaron tras una actitud sedentaria.

Parece más que probado que el ejercicio aeróbico estimula el cerebro potenciando de forma notable las funciones cognitivas. Buena prueba de ello la tenemos en la preparación física enfocada en este aspecto de muchos de los grandes competidores en los deportes mentales. Es conocida la costumbre de Gari Kaspárov -posiblemente el mejor ajedrecista de todos los tiempos- de afrontar sus eternos torneos tras una exigente rutina física basada principalmente en correr y en la natación. Los resultados están ahí, campeón del mundo desde 1985 hasta 2000. Esta preparación aeróbica no es una excepción, al contrario, es algo muy común entre los competidores de los deportes mentales. La jugadora profesional de póker argentina Celeste Oroná nos desvela una preparación similar a la hora de afrontar las series del campeonato del mundo de póker online (WCOOP).

Queda claro que para cualquier persona una rutina de carrera es estupenda en todos estos aspectos mentales, a los que se podría añadir que reduce la irascibilidad o el mal humor e incluso mejora la calidad del sueño, algo que también aporta unos efectos psicológicos muy positivos. Y para quienes buscan alguna excusa como la edad o un mal estado físico a la hora de declinar esta actividad, siempre tienen la alternativa del power walking, ahora más de moda que nunca y que supone una forma ideal de iniciarse en la práctica del ejercicio. Quien no se mueve es porque no quiere.

 

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