Ciudad de México – Enviado especial

La familia de productos de Nike es una de las más completas del mercado cuando se habla del espectro del running. Los corredores tradicionales pueden elegir piezas para correr dando su máxima velocidad (Nike Next %), correr por un tiempo prolongado (Nike React) y correr en forma natural (Nike Free). Pero hay un público al cual no se le estaba hablando, el que sólo corre por el placer de hacerlo, por sentir que puede salir y moverse sin estar atado a una distancia o lapso de tiempo.

 

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Estamos muchas veces comprometidos a exigencias, propias o ajenas que nos hacen perder de vista la parte lúdica y divertida anclada en el mero hecho de calzarse unas zapatillas y salir a correr. El boom del running hizo a muchos pensar que si no estamos inmersos en el mundo de las carreras o si no bajamos año a año nuestras marcas, no somos aptos para este deporte.

En la búsqueda constante de poder ocupar un lugar de privilegio en la vida de las personas, y recordando el viejo dicho de Bill Bowerman, fundador de Nike, “si tienes un cuerpo eres un atleta”, la marca presentó en México las nuevas Joyride. Las zapatillas que buscan sumergirse en el placer de correr para así recuperar esa sensación que teníamos cuando éramos chicos.

Nacimiento y origen

“El proceso creativo y técnico detrás de la creación de un producto nuevo toma en promedio unos cuatro años”, contó William Moroski, responsable técnico del producto y encargado de la presentación en la Ciudad de México. Una de las primeras fuentes de inspiración fue cavilar para encontrar qué es lo que podían otorgarles de nuevo a los corredores, hacer accesible a todo el mundo el concepto de “Runners High” (NdR: la sensación de que el running te eleva) y volver a las bases de los primeros lugares donde empezamos a correr.

En esa búsqueda, pudieron entender que hay dos superficies donde uno da sus primeras zancadas: el pasto y la playa. Pero, ¿qué es lo que tienen en común sendas superficies? Muy simple: ambas absorben el impacto de nuestro cuerpo de manera distinta al cemento y provocan una sensación distinta. El problema es que de grandes dejamos la arena porque nos parece muy incómoda, y sólo nos permite correr distancias cortas antes de sentir un cansancio extremo. Pero estudios realizados por los científicos del gigante deportivo de Oregon demostraron que correr en esta superficie es beneficioso para nuestras articulaciones, ya que evita el desgaste propio del cemento o el pasto.

Joyride y sus perlas

Teniendo en cuenta estos preceptos y buscando no sólo replicar las sensaciones, para que estas se prolonguen en distancias más largas, los ingenieros de Nike desarrollaron un sistema compuesto que denominaron “beads”, unas perlas minúsculas confeccionadas a partir del elastómero termoplástico (TPE), mezcla de plástico y caucho, que se insertan dentro de una cápsula que permite la salida y entrada de aire, y así generan una sensación de amortiguación similar a la de un pie cuando se apoya en la arena.

Si lo comparamos contra un tipo de amortiguación tradicional, o a las que estamos acostumbrados a ver en los modelos más populares de la industria, siempre nos referimos a espumas que se aplastan y descomprimen para generar el famoso retorno de energía (o técnicamente el ahorro de fuerza de movimientos al realizar la transición entre el apoyo y despegue). En este caso tenemos un soporte que va a trabajar con cada acción, para permitir la entrada y salida de aire, y de esta forma ajustándose naturalmente al tipo de presión que se ejerza y logrando más compresión que la que encontramos en las mediasuelas tradicionales.

“En las pruebas que realizamos pudimos identificar cómo se obtiene mayor amortiguación con este sistema que con lo que estamos acostumbrados a utilizar tradicionalmente. Pudimos entender que hay aire entre las perlas, y cuando se las comprime, este aire se libera, generando una compresión de un 70%, versus el 50% de una espuma tradicional”, explica Moroski, quien admite que esto fue una gran revelación para su equipo y que si querían implementarlo deberían buscar la forma de llevarlo a un producto que generara unanimidad de opiniones en los usuarios.

Los prototipos

En un primer momento se desarrolló una pieza única, similar a lo cápsula de las Pegasus 35, pero se dieron cuenta que no era lo que estaban buscando porque “se sentía rápidamente la sensación de cansancio” y las perlas se empezaban a distribuir de forma inadecuada, yendo a lugares que no eran del todo funcionales.

Entendieron, entonces, que necesitaban lograr un formato que las contuviera y que hiciera que la forma en la que se presentaban en el pie fuera uniforme para lograr el confort con el correr de los kilómetros. Así fue como crearon lo que se llamó el “Snack Pod” o vaina contenedora para las perlas; estas se encuentran distribuidas en cuatro unidades y tienen unos agujeros ubicados estratégicamente para que puedan cumplir su función de manera correcta, sin permitir que las perlas salgan, ni se muevan del talón a la punta del pie.

Individualización

Otra de las grandes ventajas que tiene este sistema es que permite utilizar una cantidad específica de perlas según el sexo del corredor y el talle de su pie. Así se permite que la experiencia sea similar según quién la use. No siempre se replica esto en todos los modelos de otras marcas, y es algo con lo que Nike viene trabajando desde hace tiempo (ya el dibujo de la suela de las Nike Epic React Flyknit tenía esta ventaja).

“Sabemos que cuando se prueben la zapatilla van a tener una sensación única, como si hubiese sido especialmente diseñado para su pie. Usualmente la espuma que se usa es uniforme, sin tener en cuenta las características propias, pero en el caso de las Joyride esto no sucede”, remarca Moroski. También indicó que “cuando hay componentes en movimiento, las sensaciones son distintas, y necesitábamos asegurarnos que la transición y la estabilidad estuvieran optimizadas para correr, por lo que decidimos controlar el número exacto de perlas en cada vaina para darle los beneficios que estaban esperando”.

Los materiales que acompañan

Esta innovación tenía que estar acompañada de materiales que ya estuvieran al alcance de los diseñadores, por eso para el upper se decidió utilizar Flyknit. Pero la forma en la cual se aplicó es muy específica: mayor volumen en la parte superior y un agarre a los costados para mejor ajuste del pie. Es una sola capa, que permite la entrada y salida de aire de forma natural, y ajustándose y estirándose según lo necesite el pie y sus movimientos. Para que el efecto de las perlas se sienta, el upper tenía que viajar con la zapatilla. Cuando despega y aterriza tenía que acompañar al pie para que todo se suceda de manera más natural.

Para la suela, necesitaban un dibujo que pudiera dar soporte y estabilidad y que también permitiera mostrar parte de la tecnología. Tres de las cuatro vainas están tapadas y recubiertas y la última queda al descubierto, y se pueden ver las perlas trabajando. Este concepto de hacer la “tecnología visible” es una de las insignias de Nike desde la aparición de las clásicas Air Max 1. El resto de la suela está recubierta de un plástico duro, necesario para garantizar una buena tracción en distintas superficies.

Distancia y duración

Al inicio mencionamos que esta era una zapatilla pensada para quienes sólo disfrutan del hecho de salir a correr, no para quienes tengan su foco en una carrera o en un entrenamiento específico, por lo cual las distancias donde más provecho le van a poder sacar son entre los cinco y los diez kilómetros. En lo que se refiere a la duración, según las pruebas y test realizadas, pueden durar entre 400 y 500 millas (640 y 800 kilómetros) sin perder sus características esenciales de amortiguación y respuesta.

No es una zapatilla que se la pueda identificar como para un determinado tipo de pisada (neutra, pronadora, supinadora) debido a que el sistema se puede adaptar a la forma en el que pie impacta en el suelo y la sensación es similar sin importar el punto de contacto.

¿Para quiénes son las nuevas Nike Joyride? A lo largo del desarrollo de este texto indicamos que es una zapatilla pensada para salir a sumar kilómetros sin importar el tiempo, ni la distancia, hacerlo por el simple hecho de correr y redescubrir una actividad que solíamos practicar como un juego. Para los que empiezan (o mejor dicho retoman) van a poder sentir ese placer original mientras encuentran su ritmo; para los runners experimentados son esas zapatillas dentro de nuestra rotación que usamos el día después de entrenar pasadas para hacer los tan necesarios y fundamentales kilómetros de descarga que luego nos ayudarán a encontrar nuestra mejor versión en las competencias.

Para Moroski, “en el último tiempo, Nike parece haberse convertido (sin buscarlo) en una marca intimidante. “¡Corré más! ¡Corré más rápido!”, lo que sin dudas es algo muy bueno para los runners experimentados, pero creo que con esta zapatilla le estamos hablando al que recién está empezando a correr, para que pierda el miedo y no se sienta intimidado”. La misión, claro, es seguir ampliando el foco de posibles nuevos corredores porque, según el propio técnico de Nike, todos, absolutamente todos, tenemos un potencial corredor. “Lo que más amo de este producto es que se ve como se siente. Se ve divertido, tiene perlas y un diseño que nos acerca a los modelos más populares como las Air Max, lo que invita a la gente a conocerlas. Sin dudas le va a dar a la gente una mirada fresca de lo que el running puede ser, y además, cuanto más las conozcan van a descubrir que tienen más amortiguación, más protección y van hacer que amen este deporte”.

Ahora, sólo será cuestión de probarlas.

Las Nike Joyride se encuentran disponibles en Nike.com

Por Juan de Lellis

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