Muchas cosas pasan por la cabeza antes, durante y después de una carrera tan exigente como un Ironman, independientemente de la distancia full o 70.3. Hoy quiero invitarlos a pensar algunas de las instancias post carrera que como todos los procesos mentales tienen sus orígenes en momentos previos .

La famosa frase “hay que entrenar la cabeza” no es una frase cliché sino algo muy pero muy utilizado por todos los entrenadores y atletas expertos en distancias largas donde se pasa por diferentes estados emocionales de padecimiento y stress. Es por ello que invito a repasar y reflexionar en cada pensamiento y sensaciones que vamos tenido durante la extensa y ardua jornada de un Ironman.

Los mas experimentados en el deporte saben que el secreto está en los detalles antes y durante el evento y que la caída motivacional post carrera es un momento inevitable y ya reconocido y admitido por los triatletas. Por tanto, esperado ya por el experimentado corredor a sabiendas que el organismo fue expuesto a su máximo esfuerzo y en muchos casos mas allá de los límites y preparación previa obtenida.

La sensación de vacío/completud al finalizar la carrera depende en gran medida de estos pequeños factores y detalles que podemos entrenar con pequeños hábitos saludables de cuidado mental.

Por ejemplo, cada triatleta tiene sus propios rituales de preparación de ingestas, de preparación de la ropa, implementos para cada etapa, etc. Y si aún no los tenés es un buen momento para comenzar a pensar en ellos.

Lo importante es entender que luego de un desgaste físico y emocional tan exigente como un Ironman es esperable el decaimiento tanto energético como motivacional por unos días. Con esa merma nuestro cerebro recibe información de todas las terminales nerviosas de nuestro organismo y allí donde quedó ácido láctico y dolor muscular intenso, emiten señales que inciden considerablemente en nuestros estados emocionales por tanto también en nuestros pensamientos contiguos, hasta que el cuerpo y mente se recuperen. Por ello recomiendo durante los días siguientes realizar actividades que generen mucho placer y bienestar: comidas ricas, una caminata con un ser querido, una charla amena donde pueda uno relajarse y reírse o simplemente momentos de contemplación para recuperar las cargas serotoninérgicas que han sido extremadamente consumidas durante el Ironman.

Y nuevamente al cabo del tiempo que a cada uno le tome, volver a proponerse un nuevo desafío, a mediano plazo que implica disfrutar del logro obtenido y pensar en una planificación seria y responsable.

Lo importante no es tanto cumplir todos los sueños como sí tenerlos…..

Los límites son de cada uno y respetar los propios considerando no solo los resultados sino todo el proceso transitado implica un acto de responsabilidad que nos conducirá a una mejor y mas duradera calidad de vida con el deporte.

¡Hasta la próxima!

Por Carlos Wyszengrad. Psicólogo clínico especialista en grupos y Profesor titular de la cátedra Psicología del Deporte en la Universidad de Flores (UFLO).

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