Política y deporte van de la mano, aunque para el Comité Olímpico Internacional (COI) no es así. Desde su creación, hace 125 años, el COI insta a los diferentes comités nacionales a mantener un principio de neutralidad política.

Pero, es imposible mantenerse neutral en algunas situaciones. Por ejemplo, la velocista bielorrusa Kristina Timanovskaya rechazó las órdenes de su equipo de retornar a su país. Desde Bielorrusia afirmaron que la retiraron por su salud mental, aunque ella asegura que la sacaron por críticas a los entrenadores de la delegación. Su principal miedo era retornar al país, que es gobernado desde 1994 por Alexander Lukashenko. Hoy en día, la atleta de 24 años está en Polonia, que le concedió una visa humanitaria.

Kristina Timanovskaya, asilada en Polonia.

Otro caso que generó polémica fue el de Raven Saunders. La lanzadora de bala estadounidense ganó la plata y en el podio, levantó los brazos y formó una “X”. El gesto representa la intersección en la que todas las personas oprimidas se encuentran. Saunders, de 25 años, integra la comunidad LGBTI e hizo la protesta en Japón, un país en el que no está aprobado el matrimonio entre personas del mismo sexo. El COI comenzó una investigación contra ella  por violar el artículo 50 de la Carta Olímpica, pero suspendió el proceso luego de la muerte de la mamá de la atleta.

Raven Saunders

Pero, ¿qué expresa el articulo 50 de la carta olímpica?, precisamente dice esto: “No se permitirá ningún tipo de manifestación ni propaganda política, religiosa o racial en ningún emplazamiento, instalación u otro lugar que se considere parte de los emplazamientos olímpicos”.

También, existió el caso del levantador de pesas ugandés Julius Ssekitoleko. Seis días antes del comienzo de los Juegos, se escapó del hotel donde se alojaba y dejó una nota en la que manifestaba querer permanecer en Japón para trabajar y dejar atrás las dificultades en su país y que sus bienes fueran enviados a su familia. El pesista de 20 años fue encontrado el lunes 20 de julio en Mie, donde llegó en tren bala desde Osaka. Fue enviado a Uganda y las autoridades decían que recibiría apoyo psicológico, pero fue llevado ante la policía, quienes lo acusaron de fraude. Como si todo esto fuera poco, Sselitoleko llegaba como medallista de bronce africano.

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