Eliud Kipchoge, el puto amo
Dicen que la historia la escriben los que ganan. Y aquí me detengo un instante para confirmar esta máxima que muchas veces, y no lo tome como una contradicción por favor, puede caer en un saco roto. Eliud Kipchoge lo hizo. Es cierto, en una prueba de laboratorio, en un experimento cuidado al extremo. Pero lo hizo. Logró lo que ningún humano pudo, hasta hoy. Correr la distancia del maratón en menos de dos horas. En suma, Kipchoge corrió 42,195km en 1h59m40s, en medio del otoño vienés y en el parque del Prater como escenario, para empujar el límite de lo posible un poco más allá y, lógico. para seguir inspirando a más y más personas a que, en tiempos de extrema globalización tecnológica, dejen la engañosa comodidad del sillón y salgan a correr.
Así, este keniano de 34 años (5 de noviembre de 1984) se eleva a tal estatus que, sin temor al error, lo ubica en la mesa de los más grandes deportistas de todos los tiempos, acaso, junto con Muhammad Alí, Jesse Owens, Emil Zatopeck, Abebe Bikila, Michael Jordan. Michael Phelps, Usain Bolt, Diego Maradona y Pelé. Y, en la actualidad, Lio Messi, Cristiano Ronaldo y Roger Federer. Elija el nombre que le plazca y ahí, sin sonrojarse, bien podría sentarse a conversar Kipchoge, el hombre que ganó 11 de los 12 maratones y ostenta el récord del mundo (2h01m39s).
Es cierto. Tuvo un megaequipo de estrellas con 41 pacers o liebres, que se fueron turnando cada 5 kilómetros para garantizarle un ritmo promedio de 2m50s por kilómetro (osciló entre 2m48s y 2m52s), detrás de un vehículo que mantuvo una velocidad de 21,100 kilómetros por hora. Este equipo incluía a varios de los mejores mediofondistas y fondistas del mundo, como el campeón de los 5.000 metros, el etíope Solomon Barega; el oro olímpico de 1.500 metros, el estadounidense Matt Centrowitz; el múltiple campeón Bernard Lagat (que venció a Kipchoge en los 5.000 metros del Mundial de Osaka 2007); y los hermanos noruegos Ingebrigtsen, entre otros.
También es cierto que todos los 41 pacers corrieron con las zapatillas que Nike lanzó al mercado hace un año: las Zoom Vaporfly Next%. El modelo en color rosa (similar al que se lanzó recientemente a nivel global), mientras que Kipchoge utilizó un prototipo especialmente diseñado para el evento llamado Nike alpha Fly.
El secreto, si es que lo hay, de este nuevo modelo (aún no se sabe cuando saldrá a la venta) es el sistema de amortiguación que utiliza dos cápsulas de Zoom Air , la espuma ZoomX, súper liviana, suave y reactiva para maximizar la velocidad, y tres placas de carbono que proporcionan una propulsión mayor para aumentar el ritmo y reducir en casi un 6% el gasto energético.
El enorme Eliud Kipchoge arrancó su gesta a las 8.15 desde el puente Reichsbrücke sobre el río Danubio, para ingresar al icónico parque de la capital austríaca y consumar semejante proeza deportiva que traspasó todas las barreras y en la era de las redes sociales se convirtió en trend topic a nivel global. Para ello, pasó los 5 kilómetros en 14m14s, los 10k en 28m21s idéntico tiempo al que hizo en Breaking 2), los 15k en 42m34s y los 20k en 56m47s. En la segunda parte de la prueba mantuvo el ritmo y, fiel a su estilo, nunca dejó de sonreír. Cruzó el medio maratón en 59m52s (cuatro segundos más rápida que en el ensayo de Monza), los 25km en 1h10m59s, los 30k en 1h25m11s y los 35k en 1h39m23s. A esa altura, para sus adentros, es muy probable que ya supiera que esta vez no se le escurriría entre sus manos el sueño de tantos. Y pasó los 40km en 1h53m36s para unas cuantas zancadas después cruzar la meta y mostrar su mejor sonrisa color marfil.
“He estado en la luna, y he regresado. Los últimos 200 metros, los últimos 30s, han sido el mejor momento de mi vida, estaba haciendo historia. Soy un hombre feliz”, dijo el keniano de 1,67 metros y 52 kilos tras saludar a su familia, a todas y cada una de las liebres que lo acompañaron y a las más de 20.000 personas que se acercaron al circuito de casi 10 kilómetros.
Pero claro, ahí están ellos. Los puristas del atletismo. Los que hablan vaya uno a saber desde qué púlpito. Los que se aferran al pasado como un tiempo mejor. Los mismos que hace poco más de dos años festejaban o se regodeaban porque el propio Kipchoge “había fracasado” con el primer intento denominado Breacking 2 en el autódromo de Monza, en Milán, Italia. No señoras. No señores. Están equivocados. Mienten y se mienten. Ustedes también asistieron, por más que les pese, a un hecho histórico: desde de este 12 de octubre de 2019 se inició una nueva época. Bienvenidos a la vida. Como dice Kipchoge: “Maratón es vida”.