La crudeza de Griselda González: “Las caras de los fallecidos permanecen en tu retina”
La exmaratoniana y olímpica que representó a la Argentina y a España trabaja como auxiliar de enfermería en medio de la pandemia global por coronavirus. “El deporte profesional te da las herramientas para afrontar otras cosas. Te enseña a trabajar duro e intento trasladar esa enseñanza a lo que estamos viviendo ahora”, dice.
Sufrimiento y dolor. Así siente Griselda González desde que la pandemia por coronavirus azota al mundo. La atleta argentina hace tiempo que no corre. No lo hace a nivel deportivo. Pero sí lo hace como auxiliar de enfermería en el madrileño Hospital Universitario Puerta de Hierro, donde es “un granito de arena” en la ingente lucha contra el coronavirus. “El año pasado me gradué como auxiliar de enfermería así que viendo lo que estaba pasando mandé mi currículum a varios hospitales y enseguida me llamaron de casi todos porque necesitaban personal con urgencia para afrontar la pandemia”, contó Griselda al medio español Marca. “El deporte profesional te da las herramientas para afrontar otras cosas. Te enseña a trabajar duro e intento trasladar esa enseñanza a lo que estamos viviendo ahora”, aseguró la ex atleta que el 23 de marzo pasado dejó su antiguo empleo y al día siguiente se incorporó al Hospital Puerta de Hierro.
La explusmarquista argentina de maratón no dudó en abandonar un trabajo de diez años en una residencia para ancianos, en donde era jefa de planta, para incorporarse a la primera línea de batalla contra el el COVID-19. “Entras con respeto a la situación, intentando hacerlo lo mejor posible y aprendiendo de tus compañeras porque tienen una experiencia de la que tú careces”, sostuvo Griselda que corrió por la Argentina en Atlanta 1996 y por España en Sidney 2000.
“Mi planta ya estaba llena cuando llegué y estaban abriendo otras sólo para enfermos de coronavirus. Sabiendo ya lo que pasaba en Italia no me sorprendió lo que me encontré. Al venir del mundo de las residencias estás acostumbrada a tratar con ancianos de todo tipo, algunos que están muy bien pese a tener una edad avanzada y otros que son muy dependientes”, explicó la exfondista radicada en España, a quien le hicieron un contrato por tres meses.
“Es normal. Han contratado a mucho personal sanitario y de limpieza y sabemos que es eventual. El tiempo que esté haré el mejor trabajo posible aunque mi idea es seguir en este mundo”, esgrimió. Y cerró: “Mucha gente sólo ve las cifras del coronavirus pero para nosotros no son fríos números, son personas. Aquí vives la evolución diaria de los pacientes y lo que te motiva es que te digan que han dado de alta a alguien al que has atendido. Eso sí, sufres cuando hay fallecidos porque sus caras permanecen en tu retina. Es una situación dolorosa que vas sobrellevando. No me da miedo el coronavirus pero me da respeto y me ayuda a tomar las precauciones debidas. El miedo debe ser algo controlable porque si no estaría bloqueada y no haría bien mi trabajo”.