Peter Norman, el medallista olvidado
Peter Norman nació el 15 de junio de 1942 en Coburg, un barrio de los suburbios al norte de Melbourne, durante la Segunda Guerra Mundial y 41 años después de que se aprobara la ley de la “Australia Blanca” en el país. Pero, ¿qué era la Australia Blanca? Era la ley que promovieron los sectores más conservadores australianos. Dicha norma restringía la inmigración de personas no blancas a la isla, para hacerle frente a la ola inmigratoria de asiáticos atraídos por la fiebre del oro. En palabras del primer ministro Edmund Barton: “No hay igualdad racial, hay una desigualdad básica. Estas razas son, en comparación con las razas blancas, desiguales e inferiores”.
Norman fue aprendiz de carnicero en su infancia, su padre tenía ese oficio. El joven, junto con sus amigos, comenzó a correr en la cuadra de la carnicería y era el mejor. Al ver el entusiasmo de Peter, su papá decidió regalarle un par de zapatillas. De ahí en adelante no paró. En su adolescencia comenzó a estudiar para ser profesor de educación física y se metió de lleno en el atletismo. Empezó a ganar en los torneos escolares y más tarde, nacionales, batiendo récords. Esas marcas lo llevaron a los Juegos Olímpicos de México 1968, los primeros disputados en América Latina.
Norman formó parte de una numerosa delegación australiana compuesta por 128 deportistas. Compitió en los 200 metros, y allí estaban los estadounidenses Tommie Smith y John Carlos, candidatos al oro. Atletas que estuvieron a nada de no ir a la cita olímpica por un intento de boicot, cosa que igual hicieron, pero desde adentro.
Resulta que en la década de los ’60 Estados Unidos vivía una convulsión social a causa del levantamiento de los movimientos afroamericanos, cansados de la segregación racial. En 1965, el líder negro Malcolm X fue asesinado. A causa de esto nació el Partido de las Panteras Negras, un grupo armado que patrullaba la ciudad de Oakland para defender a los afros de la represión y los abusos policiales. Aunque esto lo hacían bajo un marco de “legalidad”, ya que era legal portar armas en el estado de California. El asesinato del activista Martin Luther King, el 4 de abril de 1968, seis meses antes de los Juegos, fue la gota que rebalsó el vaso. Muchos más afros se sumaron al partido y para el FBI eran la mayor amenaza interna para la seguridad del país. Alineado con la lucha contra el racismo, se creó el Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos. Su fundador, el sociólogo Harry Edwards, fue el ideólogo para que los atletas negros boicotearan los Juegos de México. Pero Carlos y Smith creían que el golpe debía gestarse desde adentro.
Norman pasó sin grandes problemas las series clasificatorias y se transformó en el primer australiano en llegar a una final en 200 metros desde París 1900. En aquella oportunidad, Stanley Rowley consiguió tres medallas de bronce (60, 100 y 200 metros).
El 16 de octubre llegó la final y los máximos candidatos eran Smith y Carlos, el resto “competía por la de bronce”. Pero no fue así, todos los ojos estaban con los estadounidenses y nadie advirtió que el australiano Norman se colaba en el segundo lugar. Y así fue, por apenas una cabeza, Norman desplazó al tercer lugar a Carlos. Smith fue oro, con récord mundial incluido y, además, fue el primer hombre en bajar los 20 segundos, hizo 19.83. El australiano, con sus 20.06 segundos impuso el récord nacional, aún vigente.
En el vestuario, los estadounidenses pusieron en marcha su plan. Ambos se colocaron un pin del Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos y dispusieron a colocarse sus guantes negros para realizar el saludo del Black Power desde el podio. Pero Carlos había olvidado su par de guantes en la Villa. Ante esto, Norman le sugirió a Smith que le diera uno de los suyos, así los dos podrían hacer el gesto. Además, el australiano les pidió uno de los prendedores por los derechos humanos que otro atleta del vestuario se lo obsequió. El trío subió, los negros descalzos. Cuando comenzó a sonar el himno estadounidense cerraron los ojos, agacharon sus cabezas y alzaron sus puños (Smith el derecho y Carlos el izquierdo). Cuando se retiraron el público los abucheó a más no poder.
Las sanciones no tardaron en llegar, los afros fueron expulsados del equipo olímpico y recibieron todo tipo de amenazas. La esposa de Carlos no soportó la presión y se suicidó. Australia, a pesar del logro, le dio la espalda a Peter. Poco importó que tuviera los mejores tiempos del país y que fuera el quinto mejor del mundo. El equipo australiano decidió no llevarlo a Munich 1972. No le quedó otra opción que retirarse y comenzar a ejercer como profesor de educación física.
Su suplicio no terminaría allí. En 1985, contrajo gangrena a causa de un desgarro en el tendón de Aquiles. La enfermedad casi logra que le amputaran una pierna, pero zafó. Aunque este hecho lo llevó a caer en el alcohol y la depresión. Tampoco fue invitado a los Juegos de Sidney 2000, más allá de ser una gloria deportiva viviente. Sin embargo, logró ir al evento mediante una invitación del Comité estadounidense.
En 2005, la Universidad Estatal de San José descubrió una estatua del podio de México. Pero Peter no fue incluido en el busto, asimismo lo invitaron a pronunciar un discurso. En octubre de 2006, sufrió un paro cardiaco y falleció casi en el olvido y sin reconocimiento en vida. Durante el velorio su féretro lo llevaron Smith y Carlos. Recién en el año 2012, seis años luego de su muerte y 44 años después de su condena pública, el Parlamento australiano pidió disculpas públicas a Peter Norman.