¿Sin estrógenos ni testosterona? El peligro de los atletas que dejan de comer obsesionados por el éxito
Anna Boniface parecía tener el mundo a sus pies cuando finalizó el maratón de Londres de 2017 como la más rápida corredora amateur de la prueba. Su actuación fue tan convincente, terminando los 42,195 kilómetros en dos horas y 37 minutos, que le valió un lugar en el equipo de Inglaterra para el maratón de Toronto ese mismo año.
Pero solo habían pasado 16 kilómetros de su debut internacional cuando su mundo comenzó a derrumbarse. El tobillo de Anna había dicho basta. “Fue la revelación que me rompió”, recordó Boniface en entrevista con la BBC.
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Anna Boniface comparte su historia para concientizar sobre los riesgos de sufrir trastornos alimenticios. “Fue horrible. No había nunca dejado de acabar una carrera en mi vida. Pensé que simplemente podía luchar de alguna manera hasta el final, pero me di cuenta que no podía seguir. Solo tuve que sentarme en el bordillo y esperar”, dijo. Pero lo peor estaba por llegar para la corredora británica.
Los síntomas:
Además de la fractura por estrés de su tobillo, las pruebas encontraron muy baja densidad en sus huesos, incluyendo osteoporosis en su columna vertebral, lo que le podía causar fractura en cualquier momento.
Estos síntomas eran característicos de la condición conocida como RED-S (Relative Energy Deficiency in Sports) o deficiencia energética relativa en el deporte.
Esto ocurre cuando los atletas restringen su dieta convencidos que la pérdida constante de peso les permitirá seguir mejorando su rendimiento, pero llegan a un punto en el que algunas funciones de sus cuerpos dejan de trabajar.
La condición puede causar una gran serie de problemas de salud como una caída en los niveles de hormonas, deterioro en la densidad ósea, caída en el ritmo metabólico y trastornos mentales.
En negación:
Anna, quien trabaja como fisioterapista, admitió que estaba al tanto de la condición, pero que estaba tan desesperada por seguir mejorando que ignoró los síntomas de advertencia, como por ejemplo no tener la menstruación durante ocho años.
“Tuvo que ver mucho con mi volumen de entrenamiento y no alimentarme lo suficiente, no ser lo suficientemente amplia en mis grupos alimenticios, restringir mucho los carbohidratos”, explicó. Y garegó: “Entrenaba dos veces al día, corriendo más de 150 kilómetros a la semana en ocasiones, y quemas mucha energía con eso. Desde una perspectiva del corredor te metes en la mente que necesitas esta carrera contra el peso”.
La condición de Anna se supo antes de que ocurriera un daño mayor o más grave al cuerpo y, después de un año en reposo, ha sido capaz de volver poco a poco a correr. “Te sientes atrapada en este ciclo muy rápido, queriendo perder un poco más de peso, esforzarte en llegar al peso de carrera, correr más rápido, y entonces romperte, que fue lo que pasó”.
Los riesgos:
El RED-S puede afectar tanto a deportistas masculinos como femeninos y fue reconocido desde 2014, en el que reemplazó al síndrome de la tríada de la atleta femenina que solo reconocía los efectos de demasiadas pocas caloría entre las atletas mujeres.
Ha habido pocos estudios sobre dónde predomina esta condición, pero se entiende que los deportes más comunes en los que ocurre son atletismo, ciclismo y baile, donde el ser ligero puede tener diferencia significante en el rendimiento.
En Reino Unido se impulsó una campaña para alertar sobre los problemas que puede causar tratar de mejorar el rendimiento en un deporte sin cuidar con detenimiento la dieta a seguir.
Fue lo que le pasó precisamente a Sam Woodfield, de 28 años, quien perdió un terció de su peso corporal en un año cuando comenzó a practicar ciclismo en 2016.
Tras ser fisicoculturista y deportista por naturaleza, Woodfield aumentaba su competitividad a medida que perdía peso.
Pero fue tanta su obsesión por mejorar su rendimiento que frecuentemente se sometía a exigentes recorridos de entrenamiento si comer.
Su ecuación era simple: “Más ligero significa más rápido lo que daba igual a más probabilidades de ganar”.
“Como de 80 años”:
Durante un tiempo la fórmula funcionó, pero tuvo un costo. En 2017, Woodfield sintió que tenía tan poca energía que casi ni podía subir la escaleras, no podía dormir y su salud mental estaba sufriendo.
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En ese momento aceptó que necesitaba ayuda y se sometió a unos exámenes que revelaron lo que le le había causado a su cuerpo. “Me contaron que tenía muy poca grasa visceral alrededor de mi cuerpo y esa grasa es esencial para mantenerte con vida”, detalló.
“También me dijeron, que además de no tener testosterona, tenía una densidad ósea de una persona de 80 años de edad en mi columna y en la caderas. Fue un punto de mucho miedo en mi vida”.
La doctora Nicly Keay, endocrinóloga de deporte y baila, explicó que el RD-S ocurre cuando el cuerpo del atleta no tiene suficiente energía para sostenerse y deja de funcionar.
“El cuerpo divide la energía que uno le da través de tu dieta. Necesitas una cantidad para cubrir el entrenamiento, y el resto de la energía es lo que necesitas para tu vida diaria”, le dijo a la BBC.
“Si no tienes suficiente energía libre entras en un modo de supervivencia. Los niveles de estrógenos bajan en las mujeres y de testosterona en los hombres lo que es clave para la salud de los huesos”. Y advirtió: “Es como cuando la batería de tu teléfono cae a un nivel muy bajo y apaga todas las aplicaciones que no son esenciales, eso es lo que hace el cuerpo”.