Breaking 2: la ciencia y la tradición se mezclan para buscar un resultado
Los valientes atletas que aceptaron la invitación de Nike a correr una carrera en menos de dos horas son Eliud Kipchoge, Lelisa Desisa y Zersenay Tadese. Meses de pruebas y datos analizados de los mejores fondistas del mundo determinaron que estos tres estarían preparados físicamente para este desafío. Sin embargo, la intención de formar un equipo con ellos se redujo al simple hecho de que naturalmente son mejores que otros fondistas para correr rápido durante un tiempo prolongado. Sus años de experiencia y destreza les dan una ventaja única, lo cual es una buena razón de por qué el equipo de entrenadores y científicos de Breaking2 optaron por optimizar en lugar de cambiar el entrenamiento diario y las estrategias de impulso.
Los atletas y los entrenadores han jugado un papel integral en definir los programas de entrenamiento que los llevó a donde están hoy. Se convocaron al Dr. Brad Wilkins, fisiólogo y director de Nike Explore Team Generation Research en el Laboratorio de Investigación de Deporte de Nike y al Dr. Brett Kirby, investigador y fisiólogo líder del Laboratorio de Nike para supervisar la ciencia día a día detrás de Breaking2. “Como son atletas elite, tienen programas de entrenamiento increíbles y bien establecidos que funcionan”, dice Wilkins. “Nuestro objetivo ha sido trabajar con los corredores y los entrenadores para brindar un análisis y un feedback”. Es por esto que la unión de estos mundos tiene el potencial de hacer que el sueño de correr una maratón en menos de dos horas se convierta en realidad.
MANERAS EN QUE LA EXPERIENCIA HA DETERMINADO QUÉ FUNCIONA
Los planes de entrenamiento evolucionan a medida que los atletas también lo hacen. El plan semanal de Kipchoge tiene variedad y especificidad. Hará dos entrenamientos diarios, carreras largas, trabajo de velocidad en la pista y ejercicios de Fartlek (juego de velocidad en sueco) cada semana. “Eliud está en muy buen estado físico, así que generalmente deja que su respuesta y esfuerzo percibido dicten el ritmo”, dice Kirby. Por otro lado, el enfoque de Desisa era, en general, la resistencia; hizo muchas carreras largas, de fáciles a moderadas. Y también, más adelante en el programa, agregó más ejercicios de pista específicos para desarrollar la velocidad y la intensidad. La estrategia de Tadese es casi la opuesta a la de Lelisa: la primera mitad del entrenamiento era de velocidad para ayudarlo a familiarizase con el ritmo de la carrera y después su objetivo era alargar la duración de su velocidad con resistencia para poder mantener el ritmo en el tiempo, explica Kirby.
El trabajo en equipo es fundamental, pero también lo son las carreras individuales. Generalmente, los atletas corren con otros para sentirse motivados y por compañerismo. Desisa tiene su propio equipo de seis a ocho personas que están ahí para darle apoyo cuando lo necesite. En carreras largas, Kipchoge corre dentro de un grupo grande de hasta 60 personas locales, corredores profesionales o entrenadores. Pero si su objetivo es lograr un ejercicio muy específico, corren solos o con poca gente. “Zersenay corre mucho por su cuenta”, dice Kirby.
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— ESMINTL (@ESMINTL) 2 de mayo de 2017
En cuanto al descanso, ninguno de los atletas hace lo que se consideraría un relajación estándar. La parte más importante de sus rutinas de entrenamiento –típica de los atletas que corren más de 16 km por semana- es la recuperación. “A Zersenay se lo conoce como el hombre durmiente porque cuando no corre está durmiendo”, dice Kirby. Cuando Desisa no está entrenando, se está relajando. Kipchoge pasa mucho de su tiempo inactivo equilibrando el descanso con su vida diaria en el campamento. “Además de dormir y disfrutar un té con sus colegas, también tiene tareas como sacar agua del pozo o trabajar el suelo del campamento”, dice Kirby. Muchos descansan un día a la semana o cuando lo necesitan. Algunos de ellos reciben masajes hasta tres veces por semana, especialmente después de fuertes sesiones de entrenamiento.
En este nivel, los corredores ya saben qué alimentos llenan de energía para las carreras diarias, aunque Wilkins y Kirby sugieren que los corredores coman alimentos que tengan 50-75 por ciento de carbohidratos, 20-30 por ciento de proteínas y el resto, lo que quieran. Además, los científicos proporcionaron una guía específica para una ingesta nutricional post-entrenamiento. Por ejemplo, resaltaron la importancia de una ingesta inmediata de proteínas y carbohidratos después de sesiones de entrenamiento exigentes, y en algunos casos, donde los atletas no tienen un acceso rápido a comidas completas, les indicaron ingerir una bebida de recuperación.
DONDE LA CIENCIA DESARROLLA LA TRADICIÓN
Desde que se embarcaron en esta misión, Wilkins y Kirby han visitado a los corredores muchísimas veces, hicieron evaluaciones profundas para obtener información sobre marcadores importantes, como el V02 máx., cuánto líquido pierden mientras corren, cuánta energía almacenan los músculos, etc. Cuando no están con los atletas, se mantienen en contacto por teléfono o Skype. Durante las carreras de entrenamiento, los atletas usan un reloj GPS con monitor de frecuencia cardíaca (con un transmisor que se coloca en el pecho). Luego de cada carrera, el entrenador y los científicos analizan los datos juntos para comprender e interpretar el rendimiento y progreso del atleta. Usan esta información para consultar a los entrenadores si es necesario o no desarrollar los planes de entrenamiento.
Los tres atletas viven y hacen sus carreras en altitud. El campamento de Kipchoge está ubicado en Kenia, el de Desisa está en Etiopía y Tadese divide su tiempo entre Eretria (donde vive) y España (donde vive su entrenador). “Debido a que en la altura hay menos oxígeno, con el tiempo, la cantidad de glóbulos rojos puede aumentar, lo que permite que la sangre lleve más oxígeno a los músculos”, explica Wilkins. “Y cuanto más oxígeno tengan los músculos, mejor funcionan, lo que puede ayudar a correr más lejos y más rápido”. La mayor cantidad de concentración de glóbulos rojos puede mantenerse durante dos semanas después de que la persona ya no se encuentra en un lugar de altura, por eso la hipótesis de que el aumento de glóbulos rojos proporciona una ventaja competitiva al nivel del mar.
Los científicos están concentrados en compensar las pérdidas de líquido al transpirar y maximizar los niveles de energía. Esto reduce su enfoque a las 48 horas previas a la carrera y 24 horas después de sesiones de entrenamiento exigentes en dos áreas claves: tipo y método de entrega y necesidad individual. “Hemos creado una mezcla de carbohidratos personalizada para cada atleta según los datos recolectados durante el programa de entrenamiento que indica cuánto líquido pierden mientras corren y cuánto pueden absorber”, explica Kirby. Además de eso, cada uno tiene distintos tipos de carbohidratos, cantidades, líquidos y sabores.
A través de los análisis de datos de cada atleta y varias pruebas y errores, el equipo de Breaking2 ha determinado que el tiempo ideal de los corredores para consumir energía durante la carrera es cada 2,4km (cada vuelta de la pista que correrán en el Autodromo Nazionale Monza complex en las afueras de Monza, Italia). “Cada siete minutos los atletas ingerirán su mezcla específica para mantenerse hidratados y con energía”, dice Kirby. Esto es nuevo para los atletas, dicen los científicos, porque antes cada corredor consumía menos de 60 gramos de carbohidratos por hora y ahora deben acostumbrarse a ingerir una mayor cantidad de carbohidratos al ritmo de la carrera.
Wilkins, Kirby y los demás del equipo Breaking2 continúan usando esta información y experiencia para desarrollar las estrategias de Kipchoge, Desisa y Tadese. “Recolectamos datos desde que comenzamos y continuamos aprendiendo mucho de los atletas para poder ubicarnos en el mejor lugar posible para el día de la carrera”, dice Wilkins. “Muchos de los corredores no tienen este nivel de personalización y acceso a este tipo de pruebas y entrenamiento”. Cuando combinas eso con la simple tenacidad mental del atleta, tenés la posibilidad de alcanzar lo desconocido. “No importa qué hacemos desde la perspectiva científica, estos hombres tienen que correr 42 km a 20km por hora”, dice Wilkins. “Eso es asombroso”.