Para algunos corredores puede resultar una tarea poco satisfactoria; la importancia de correr con el calzado adecuado. Colores variopintos. Amortiguadas y no tanto. Con cápsula de aire. Las zapatillas para correr cambiaron a lo largo del tiempo. Desde las simples que se usaban en los años ´60 y ´70 a la actualidad, los cambios fueron notables. Incluso desde que el legendario Abebe Bikila ganara descalzo el maratón olímpico de Roma en 1960 la industria del calzado avanzó a pasos agigantados. Industria o no. Marketing y antimarketing, los corredores cada vez le prestan más atención a los “neumáticos” con los que dan sus zancadas.

En los últimos años, la enorme variedad de opciones y de tipos de calzado que se encuentran en los locales de ropa deportiva generan muchas dudas entre los corredores o consumidores que deben tomar la decisión en base al precio y al diseño. Sin embargo, según los especialistas, estas dos variables son las últimas que deberían ingresar en la ecuación al momento de comprar un calzado al que se le harán no menos de 800 o 1000 km.

Lo usual y recomendable es antes que nada realizarse un chequeo médico y luego asistir a un local especializado donde se podrá encontrar los diferentes tipos de calzado y personal informado para establecer el tipo de calzado que más se adecue a las necesidades de cada corredor.

Tipo de pisada:

Una de las primeras cosas a determinar es el modo de andar de la persona, el tipo de pie y su pisada.

-Pisada neutra: es la que distribuye el contacto de manera equitativa sobre toda la planta del pie.

-Pisada pronadora: refiere a quien apoya con la parte interior del pie.

-Pisada supinadora: se apoya con el borde exterior del pie.

Según estudios, la mayoría de las personas se ubican entre las categorías neutra y pronador, mientras que sólo el 3% o 4% tienen una pisada supinadora.

Algunas recomendaciones:

Es fundamental saber el objetivo. No es lo mismo una persona que recién empieza a una que corre cinco o más veces por semana. Este último necesita zapatillas más livianas con menos amortiguación, mientras que para los otros es preferible zapatillas con más amortiguación y estabilidad, que se logra con tecnología que pone algunas piezas o elementos acordes en la parte intermedia para aumentar la rigidez del calzado

Lo ideal es que para los corredores pronadores, donde aparece la mayoría de las mujeres porque normalmente poseen caderas más anchas, se utilice calzado con una suela un poco más rígida, como el que suele sugerirse para las personas con más peso corporal.

Duro asfalto, montaña o pista

Otro punto a tener en cuenta es el tipo de superficie en la que usualmente se va a correr.

No es lo mismo el duro asfalto a una pista de tartán o a un sendero montañoso, donde  el agarre es importante para obtener mayor rendimiento.

Por caso, una suela para correr en montaña aplicada al asfalto generará que el pie se enganche constantemente aumentando así el nivel de esfuerzo y el riesgo de lesiones. Lo que se necesita en este caso es un calzado que permita deslizarse con más confort.

Tamaño:

No es un cabo que se deba dejar suelto. El tamaño o número de calzado es una clave para evitar roces internos y dolorosas ampollas. Por ello, el mismo debe ser un poco más grande que el calzado que se utiliza a diario. La clave está dada en que haya un dedo horizontal entre el pie y la punta de la zapatilla. Esto es porque el pie se dilata o ensancha por el calor y aumenta de tamaño que puede derivar en ampollas y uñas negras.

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