Se acercan las carreras de montaña y las dudas acerca de los entrenamientos más adecuados invaden a los corredores; ¿cuál es la mejor preparación?

Los meses de noviembre y diciembre implican la apertura del calendario de carrera de montaña de diversas características. Las hay cortas y con un relativo desnivel acumulado. Otras de media distancia en sierras. Muchas más con un considerable desnivel en la montaña. Carreras por etapas o non stop.  El panorama es muy amplio.

Y hay un dato clave a tener en cuenta: gran parte de los corredores que eligen participar de estas competencias viven en terrenos llanos y, al acercarse la meta, comienzan a preguntarse cómo deben prepararse para que no los sorprenda la altimetría, los terrenos montañosos, las temperaturas extremas, etc. Todas estas variable generan incertidumbre y, en muchos casos, miedos que hacen que los corredores no le hagan caso a sus entrenadores y planes de acción.

Las propuestas son tan variables como personas existan. A continuación, una serie de puntos a tener en cuenta desde la óptica del entrenador Guillermo Balmas, para llevar al máximo la perfomance de los atletas.

Consensuar:

El primer paso es acordar con el entrenador si están en condiciones de enfrentar la prueba deseada usando el más necesario de todos los sentidos, el sentido común. Si hace unos pocos meses o un año que comenzaron a correr, no sería prudente exigirse en buscar metas extremas, incluido un maratón.

Respeto y confianza:

Una vez consensuado el plan de accion es indispensable respetarlo, confiar en el mismo y escuchar su propio cuerpo. No deben saltearse pasos ni ritmos. Y es muy importante que vayan utilizando los elementos que serán necesarios u obligatorios el día de la carrera (zapatillas técnicas, mochila, casco, linternas de frente, etc).

El entorno:

Lo fundamental de la propuesta es no pretender entrenar altura cuando viven sobre el nivel del mar y obsesionarse con realizar “cuestas” en terrenos que son, lisa y llanamente, falsos llanos.
El entrenador hará mínimas adaptaciones con ejercicios en músculos que no suelen trabajarse logrando que la trepada sea más amena.

Cantidad de sesiones:

Para lograr una adaptación a una dificultad desconocida (altura, barro, agua, etc.) se necesitarán entre 25 y 30 sesiones de entrenamiento. Entrenar solamente un fin de semana en las sierras, arena, altura, etc, no ayudará a generar la adaptación buscada, aunque sí incrementará la experiencia del corredor al desandar terrenos nunca antes visitados.

Confianza:

Es importante que confíen en los trabajos de pasadas, cambios de ritmo, la complementación del trabajo de musculación, y en tantos otros ejercicios preventivos de lesiones.
La consulta con profesionales de la salud es indispensable para controlar la ingesta, realizar los chequeos generales y, de ese modo, complementar el trabajo realizado con el entrenador que va a permitir un mejor desempeño de cada atleta.

Suma de kilómetros:

La acumulación de kilómetros debe ser inteligente, ateniéndose al plan, guiados y controlados por el entrenador a cargo.

Por Guillermo Balmas, triatleta Ironman y entrenador.

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