La atleta estadounidense que comenzó a entrenarse a escondidas por ser mujer consiguió convertirse en la primera campeona olímpica de maratón de la historia; la vida de una dama de hierro que creyó en sí misma  para erigirse en un mito viviente que a los 61 años continúa sumando kilómetros.

“Correr es mi pasión y si tienes pasión, tienes fuego. Y si tienes fuego puedes lograr cualquier cosa”. Así se define Joan Benoit, que  de no haber sufrido a los 15 años una fractura de pierna mientras esquiaba, quizás el mundo no hubiera conocido su talento vinculado al atletismo, más específicamente al maratón. La joven Joan, como método de rehabilitación, comenzó a correr y ese espacio de expresión deportiva se convirtió en un camino sin retorno. Era 1972 en Estados Unidos y no estaba bien visto que las mujeres salieran a trotar, de modo que sus primeras corridas fueron a escondidas. Hasta que, en uno de sus recorridos, se cruzó con un compañero de clase haciendo su propio entrenamiento y juzgó que no tenía por qué seguir escapándose a la mirada ajena. Allí, Joan tuvo su primera muestra de firmeza y convicción, algo que hoy mantiene casi todas las mañanas arriba de su zapatilla fetiche: las Nike Pegasus.

Fanática genuina, desarrolló un entrenamiento que consistía en esforzados 320 kilómetros semanales. Así lo revela la propia atleta que se conviretió en un mito viviente. Y aunque le valieron algunas lesiones, también comenzaron a traducirse en grandes victorias. La primera fue en el maratón de Boston de 1979, donde se presentó como una auténtica desconocida y terminó ganando en tiempo récord. En 1982 ganó el maratón de Eugene, en California, con el mejor tiempo del mundo de ese año, y al siguiente redobló la apuesta de Boston, consiguiendo batir en tres minutos el récord de la prueba.

Pero 1984 fue el año en que dejó su sello. Hasta entonces, el maratón femenino no formaba parte del programa de los Juegos Olímpicos. Eran épocas en las que se creía que el cuerpo de las mujeres no resistía esfuerzos prolongados, por lo que la máxima distancia eran los 3000 metros. Por eso, cuando finalmente se aprobó la inclusión del maratón, Joan no lo dudó: correría el maratón. Pero 17 días antes de los primeros trials (campeonatos donde Estados Unidos define sus equipos de atletismo) debió ser operada en uno de sus meniscos. Decidió hacerlo mediante una artroscopía, una técnica revolucionaria en aquel momento, cuando lo normal era la cirugía invasiva de larga recuperación. Y así, descansando, nadando, andando en bicicleta y corriendo sólo tres días antes de la prueba, se presentó y clasificó. Algunas semanas después estaría en Los Angeles, en un día de gran calor y humedad, batiendo el máximo récord de un modo insólito: corriendo desde el inicio casi en solitario, con enorme diferencia de distancia con las otras competidoras, a un ritmo que pocos creían que podría mantener. Pero su tesón lo logró una vez más, y se hizo acreedora de la medalla de oro en tiempo récord 2h24m52s), pasando a la historia como la primera mujer en ganar un maratón olímpico. Su marca no sería batida hasta 16 años después, en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.

Al año siguiente ganó también el maratón de Chicago, pero a partir de entonces sus lesiones se fueron interponiendo cada vez más en sus anhelos deportivos (aunque participó de maratones como el de Boston en 1991, el de Columbus en 1992 y de las pruebas de clasificación para los Juegos de Atlanta). Pero finalmente eligió retirarse, aunque es probable que nunca deje de correr de modo amateur ya que su tesón y amor por el deporte no se lo permitirían. Y ella, fiel a su estilo, sigue narranda su propia historia ya, porque “cada corredor tiene una historia y compartir esas historias es lo que hace fuerte a este deporte”.

JOAN BENOIT SAMUELSON

Norteamericana, nació en 1957 en Cape Elizabeth, Maine. Comenzó a correr como forma de rehabilitación tras una fractura de pierna por un accidente de esquí.

1979

Se presentó en el Maratón de Boston como una auténtica desconocida, pero terminó ganándole a la favorita Patti Lions en tiempo récord (2h35m15s).

1984

Con el Maratón femenino por primera vez como parte de los Juegos Olímpicos, logró la medalla de oro con un récord mundial que no fue superado hasta el 2000.

Por Damián Cáceres.

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