La perseverancia de Japón y los Juegos Olímpicos de 1940
Esta historia comienza en 1923, cuando el terremoto de Kanto sacudió a la costa este de Japón. El temblor midió 7.8 en la escala de Richter e hizo escombros a la ciudad de Yokohama. Dejó más de 100.000 muertos y miles de personas desaparecidas. El desastre se sintió fuerte en Tokio y millones de tokiotas perdieron su hogar, esto forzó al país a reconstruirse. El Imperio del Sol Naciente, desde principios de siglo, había entrado en la etapa de la industrialización para competir con las economías occidentales.
A causa de esto, Japón comenzó la reconstrucción. Duró siete años y fue muy costosa, pero seguía el modelo de las grandes metrópolis de occidente. Con sus industrias metalúrgicas y sus ya 64.000.000 de habitantes el país se puso en marcha. El crecimiento incesante llevó a Tokio a postularse en 1932 para albergar los Juegos Olímpicos de 1940. Su competidor era Helsinki, la capital de Finlandia. La elección se llevaría a cabo durante Berlín 1936, Japón quería llevar por primera vez el olimpismo a Asia.
Roma había bajado su candidatura, ellos ayudarían a los nipones en la elección a cambio de que Japón respalde una futura candidatura italiana para 1944. La elección se llevó a cabo el 31 de julio y Tokio resultó la ciudad ganadora con 37 votos a favor. Comenzaron a imprimirse los carteles y se diseñó un programa, el 21 de septiembre iba a tener lugar la Ceremonia Inaugural en el Estadio Meiji Jingu Gaien. Actualmente, en esos terrenos se encuentra el actual Estadio Olímpico de Tokio.
El presupuesto superaba los 12 millones de yenes, mayoritariamente aportados por el Estado japonés. También, estos Juegos le servirían a Japón para mejorar sus relaciones diplomáticas con las potencias de occidente y mostrarse al mundo. Pero en julio de 1937 todo cambiaría, los nacionalismos estaban a flor de piel en todo el mundo y los nipones no se quedaron afuera. El Imperio del Japón invadió la República de China y comenzó la Segunda Guerra Sino-Japonesa.
Gran parte del presupuesto de los Juegos pasó a ser utilizado para fines militares. Gran Bretaña y Estados Unidos comenzaron a presionar al COI para que le quite la sede a Tokio. Además, la maquinaria de guerra nipona era financiada por la Alemania Nazi. Los diplomáticos japoneses intentaron calmar las aguas ante una amenaza de un boicot británico y estadounidense. Pero, el Comité Olímpico de Japón decidió renunciar a la sede el 16 de julio de 1938. No habría Juegos en Asia. Un año más tarde estalló la Segunda Guerra Mundial, no hubo Juegos en Asia ni en ningún lugar. Japón tomó partido en el conflicto del lado de las Potencias del Eje, junto a la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler. En septiembre de 1945, finalizó la guerra.
Japón fue de los países con más bajas civiles y militares, alrededor de 2.420.000 de japoneses perdieron la vida. Además, el 6 y el 9 de agosto, las ciudades de Hiroshima y Nagasaki quedaron reducidas a escombros tras los ataques nucleares estadounidenses. La rendición japonesa selló el fin del conflicto y el pacto se firmó a bordo del USS Missouri, en la Bahía de Tokio. Japón estaba en ruinas tanto económica como moralmente, pero los nipones, siempre constantes, pondrían nuevamente de pie al país.
Japón se repuso y el sueño de organizar los primeros Juegos en suelo asiatico volvió. El 26 de mayo de 1959, en Munich, Tokio fue nuevamente elegida como sede, esta vez, para albergar los Juegos Olímpicos de 1964. Le ganó la candidatura a Detroit, Viena y Bruselas. El pebetero olímpico fue encendido el 10 de octubre, en el Estadio Olímpico de Tokio. El encargado de encender en fuego fue Yoshinori Sakai, apodado “el bebé Hiroshima”, porque nació el mismo día que Estados Unidos lanzó la bomba atómica. Los Juegos fueron un éxito y participaron 93 países. Argentina participó y logró apenas una medalla de plata, la cantidad más baja hasta esos Juegos. El ganador de la presea fue Carlos Alberto Moratorio, en equitación.