Si mirás dentro del bolso de entrenamiento cualquier corredor podés descubrir las cosas más sucias que posee.

Los corredores se precian de ser bastante saludables, pero lejos están de ser las personas más limpias sobre la tierra (y no por falta de higiene personal). Si mirás dentro de su bolso de entrenamiento, podés descubrir las cosas más sucias que posee cualquier runner.

ZAPATILLAS:

Con solo olerlas de lejos, es obvio que el interior de las zapas no es higiénico. Caluroso, sudoroso y con mínima respiración, el calzado para correr es Disney para los gérmenes. Por suerte, al ser solo tu pie lo que va dentro, el riesgo de contraer una infección es mínimo. Igual, no es mala idea utilizar medias de tejido antimicrobial, especialmente si tenés hongos, pie de atleta o verrugas.

Sin embargo, el interior no se compara con la suela. Por fuera el zapato contiene 140 veces más bacterias y por eso la mejor opción es dejarlos en la puerta para no pasear los gérmenes (hasta materia fecal) dentro de la casa.

Por eso, si tocás tus zapatillas ni se te ocurra comer una barrita sin lavarte las manos.

TELÉFONO CELULAR:

Incluso si no sos runner, el celu es desagradable; pero si a eso le sumás chorros de sudor y llevarlo dentro del baño químico los días de carrera, el mix se vuelve aun peor. Los científicos descubrieron que los teléfonos están cubiertos por microorganismos que pueden resultar en resfríos, conjuntivitis y diarrea. Además, ¿Cuándo fue la última vez que lavaste el accesorio que llevás en el brazo para cargarlo?

Por eso, sin caer en pánico, lo ideal es limpiarlo con regularidad con un cepillo de dientes seco y luego con un pañito antibacterial.

ROPA DE ENTRENAMIENTO HÚMEDA:

No quitarte la ropa lo antes posible luego de entrenar puede causarte acné en la espalda y hongos. Entrenar en el gimnasio hace que la indumentaria se vuelva un imán de gérmenes. Por ejemplo, la trotadora está cubierta por 79 veces más bacterias que un grifo de baño público. Incluso más, los implementos de peso libre poseen 362 veces más bacterias que una tabla de inodoro y el 70% de ellas son potencialmente dañinas. Pensá cuántas veces tocás los botones, te sostenes de las agarraderas, agitas los brazos al costado de tus pantalones y te secás el sudor de la cara.

Por eso, por más molesto que parezca, invertí en toallitas desinfectantes y limpiá cada superficie en la que vas a ejercitarte.

BOTELLA:

¿Qué tan seguido lavas tu caramañola? Si dejás  pasar una semana, el recipiente tendrá más bacterias que un recipiente de agua o comida para mascotas. Los gérmenes se sienten cómodos en un ámbito húmedo y tu boca no hace más que maridarlos. Imaginate lo incómodo que se vuelve compartir la hidratación con otro runner al saber esto.

Por eso, tené dos o más caramañolas. De esa manera siempre tendrás una disponible para usar mientras la otra está para lavar.

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