“No podía quedarme más tiempo en España porque Mariana (su esposa) cumplía años. No podía estar allá relajado y ella acá (en Mar del Plata) con todas las obligaciones. No hubiera sido justo”, dice Mariano en conversación por videollamada de WhatsApp. Se lo ve feliz al atleta marplatense de 36 años. Feliz pero exhausto. Exhausto por el maratón de Sevilla donde completó los 42,195km en 2h15m51s y por el pollo a la parrilla que su mujer le pidió. “Si no le hacía caso dormía afuera”, revela con una risa que contagia, mientras de fondo se puede ver a Morena, su pequeña hijita que no se le despega. “Fueron muchos días entre irme a entrenar a Cachi (Salta) y después a España. A esta altura cuesta el doble. No me quejo, soy un privilegiado de hacer lo que más me gusta”, advierte. Y añade: “No sé si correr es lo que más me gusta, pero es lo que hago hace muchos años y con eso logré llegar a un buen nivel”.

Celular en una mano, con la otra da vuela y vuelta el pollo y mueve las brasas de la parrilla familiar. En ese contexto, el Colo explica su estrategia en Sevilla: “El objetivo era muy claro: correr de menor a mayor. Ir a un ritmo lógico según había entrenado en Cachi. Leo (por Leonardo Malgor) me indicó salir a 3m15s el kilómetro hasta el km 30 y luego a menos de 3m10s hasta el final”.

Mastromarino, en pelotón junto con los argentinos Javier Carriqueo, Julián Molina y Martín Méndez

-Tuviste que hacer un bono contribución para viajar porque te habías quedado sin beca…

-Sí, tomé la decisión después de meditarlo bastante. No me gustan las polémicas públicas. Eso lo guardo para la intmidad o para el chicabeo con mis amigos, el grupo de la Castofia (grupo de atletas y ex atletas con los que el Colo comparte la vida). Pero sentía que me quedaba sin opciones para viajar a buscar el cupo para los Juegos Panamericanos. Me sentía en una gran encrucijada. Y la respuesta fue impresionante que todavía no encuentro palabras para agradecer. Creo que Sevilla fue un premio al esfuerzo, al esfuerzo mío y de muchos que colaboraron.

-Eso no fue otra cosa que una respuesta de los runners, los corredores comunes, los populares como le dicen en España. ¿No creés que es tiempo de dejar de lado la separación entre runners y atletas?

-Por supuesto. Cuanta más gente corra mucho mejor. Hace unos años no nos conocían a los atletas. Y, ahora, cada vez que vamos a una carrera nos saludan, nos felicitan, nos piden fotos. Y en eso tuvieron mucho que ver los periodistas que entendieron su lugar y, desde su posición, nos empujaron a nosotros que fuimos acompañando con el rendimiento. Y eso lo quiero llevar a un ejemplo. Si bien corren personas grandes, sus hijos, hablo de muchos casos, empiezan a preguntar o participan de carreras. Y eso ayuda a ver el deporte de otra manera. Acá, en la Argentina, tenemos un gran problema: el atletismo se dicta en muy pocas escuelas. Si fuera una materia, desde la lógica real de que el atletismo es el deporte base de todos los deportes, tendríamos muchos más jóvenes corriendo, saltando y lanzando.

El Colo Mastromarino y la medalla de bronce panamericana lograda en Toronto 2015

-De hecho, vos sos producto de un charla que dio Malgor en tu colegio y hasta ahí soñabas con ser jugador de fútbol.

-Claro, ¿qué pibe no sueña con jugar al fútbol? Casi todos porque el fútbol atraviesa todas las esferas de la sociedad argentina. Y yo no escapaba ni escapo a esa lógica. !No sabés el 5 que se perdieron Bielsa, Maradona y todos los entrenadores argentinos!

-¿Tan bueno eras? Tenía otra versión del Mastromarino jugador: un corredor aguerrido y no mucho más…

-Puede ser que te hayan informado mal. No sólo corría mucho, tenía un gran pase de media distancia. Pero bueno, se ve que nadie se dio cuenta de mis dotes futboleros.

Mariana, Morena y Mariano, el tridente favorito del marplatense

Las bromas se suceden mientras pide una breve pausa para volver a atender un requirimiento de Morena. Salvado el momento con su hija, regresa a la charla y agrega: “Fuera de broma, ¿qué pibe no sueña con jugar al fútbol? Creo que casi todos lo soñamos alguna vez. Pero si vos le mostrás a los pibes otra opción como el atletismo, sería mucho más fácil tener más jóvenes talentosos. Es casi matemático. Así, la pirámide se ensancharía. Pero ojo, en los Juegos Olímpicos de Río 2016 tuvimos por  primera y única vez a seis maratonistas en la línea de partida: 3 hombres (el Colo, Luis Molina y Federico Bruno) y 3 mujeres (Marita Peralta, Viviana Chávez y Rosa Godoy). Y eso no pasó hace un siglo. Pasó en el último ciclo olímpico”.

-¿Es irrepetible el ciclo olímpico anterior en maratón?

-No sé si es irrepetible. Fue un momento único. Tengamos en cuenta que Federico Bruno buscó clasificarse después de su encontronazo con la CADA. Imagino que Fede irá por su distancia, los 15000 metros. No clasificaron Miguel [Barzola], que había ido a Londres 2012. Javier [Carriqueo], que corrió muy bien en Sevilla, entiendo que buscará la marca. No podemos dejar de lado al mismo Miguel que en Sevilla fue el mejor argentino, tampoco a Luis [Molina] y a los pibes que se vienen como Julián Molina, que no tuvo el debut soñado en Sevilla pero que es un fondista a tener en cuenta de acá a los próximos años, o Coco [Eulalio] Muñoz. Habrá que ver qué hace Joaquín [Arbe], que tiene un talento gigante para correr desde 3000 metros con obstáculos hasta el maratón. También buscaré estar en Tokio 2020. En cuanto a las chicas, estimo que la incógnita se abre un poco más porque Vivi [Chávez], después de ser mamá, dejó de competir; [Rosa] Godoy no tengo idea cómo está, sólo sé que está en Cachi entrenando, y Marita [Peralta], está volviendo de una lesión y hay que ver qué tiene ganas de hacer la negra. En ese grupo no se puede dejar afuera a [Luján] Urrutia, ni a Mariela [Ortiz]. Y más abajo, no por nivel sino por la distancia que corren por ahora, están Flor Borelli, que está corriendo muy fuerte y muy bien pero creo que está buscando atacar los 10.000 metros, Belén [Casetta] y  la zurda [María Luz] Tesuri, que también es de lo mejor que hay en el país.

-Hablás de atletas, pero en todo esto, incluso con lo que te pasó con la plata para el pasaje para ir a Sevilla, pasaron cosas con la degradación de la Secretaría de Deportes de la Nación a un Agencia Nacional de Deportes. ¿Cuál es tu mirada?

-Hay algo muy simple: el deporte no puede ni debe sufrir recortes, nunca. El deporte es educación, es inclusión, es sacar a los pibes de la calles o del uso indiscriminado de las llamadas nuevas tecnologías. Cuando yo era un pibe era sacarnos de la caja boba (por la televisión). Sin embargo, creo que hoy es mucho peor porque las opciones son cada vez más y a los chicos hay que mostrarles el mundo exterior, la naturaleza. Si no se quedan con la creencia equivocada de que el mundo único es el virtual. Y eso no es sólo un problema de los más chicos. Ahora, los más grandes estamos atravesados por la misma problemática con la tecnología. Pero volviendo al tema de la Secretaría, es necesario que el Cenard permanezca y que se abra el centro del Parque Roca. No se trata de cerrar un lugar para abrir otro, se trata de abrir y dar más opciones para que cada vez más personas y chicos conozcan el atletismo.

-¿Qué opinás sobre las distintas posturas que se dieron entre ustedes los deportistas respecto a la nueva y degradada Agencia?

-Cada uno es responsable de lo que dice públicamente y cada uno debe hacerse responsable de que sus dichos tengan paridad con sus acciones. Con esto no me lavo las manos. Al contrario, quiero decir que me gustan las cosas claras. Y si hay algo claro es que el presupuesto en el deporte nacional viene bajando de un año a otro. Y eso no es bueno. Ahora, en cuanto a la Agencia, me sumo a lo que dijo Germán Lauro de que “quisiera tener los mejores pensamientos, pero es un arma de doble filo y peligrosa porque en las manos equivocadas, se podría hacer un desastre”. Uno, por esencia, quiere ser positivo y pensar que quieren lo mejor para los deportistas y que todo esto no es un gran negocio. El tiempo dirá quién tiene la razón. Y uno no debe pensar desde su lugar como si al resto no lo afectara. No podemos ser egoístas y pensar sólo en nosotros. ¿Cuánto me queda a mí como atleta de alto rendimineto? Imaginate que le apunto a Tokio 2020 para después evaluar todo el cuadro de situación. Nosotros, en nuestro caso los atletas, debemos pensar en los más chicos: en Belén Casetta, en Flor Borelli, en Coquito Muñoz y así. A nosotros, los más grandes, no nos queda mucha munición en la cartuchera. Y el deporte va a seguir adelante después de nosotros. Por eso, tenemos que pensar en los más chicos, en los que vienen y, sobre todo, en los que están por venir. Y ahí, el Estado Nacional debe sincerarse. En este país ser deportista de alto rendmiento es muy jodido, muy difícil.

El Colo y Miguel Barzola

-No creés que ustedes, los más viejos, deberían hacer un mea culpa y vincularse más en la toma de decisiones, porque si ustedes no ocupan lugares importantes, son otros los que deciden…

-Por supuesto que sí. Tenemos una Comisión de atletas que se cambia después de cada Juego Olímpico y no hemos hecho mucho. Creo que deberíamos vincularnos un poco más. A veces es falta de ganas y otras es un poco de desidia. Nosotros tenemos que hacernos cargo del lugar que ocupamos y me refiero también al relacionamiento con las marcas y sponsors. No se trata de que un sponsor te ayude y listo. Tiene que haber un ida y vuelta porque, no seamos ingenuos, las marcas quieren vender y eso está perfecto, son las reglas del juego. Y nosotros oficiamos de validadores de las marcas que nos apoyan. Creo que los más chicos lo entienden mucho mejor. Ellos le dan suma importancia a la difusión. Pero ahí volvemos a lo anterior sobre el uso de la tecnología. Un atleta no puede estar pensando qué poner o qué foto sacarse. El atleta debe entrenar al máximo. Creo que todo está aún muy verde, me refiero en pleno crecimiento y desarrollo.

-Tenés el índice clasificarorio para los Juegos Panamericanos y para el Mundial de Doha, pero todavía no sabés si vas a Lima. Suena raro, extraño…

-Sí, aún me siento raro porque si bien logré el objetivo, ese objetivo aún no está logrado. Tengo el tiempo, pero no tengo todavía la certeza de ir a los Panamericanos. Aún resta que, a fines de mayo, cierren la lista con los mejores 20 de América en maratón (como máximo son 2 representantes por país). Algo similar ocurre con Doha, donde el cupo es de 100 maratonistas y hasta 3 atletas por país. Lo mismo que me pasa a mí, le ocurre a Miguel. Ambos queremos estar en Lima y en Doha. En 2015 fue diferente porque tuve que elegir o el Mundial o los Panamericanos de Toronto. Y elegí bien: Toronto. Hubiera sido una locura ir también al Mundial de China porque había no más de 15 días entre una maratón y otra. Acá, en cambiom hay casi dos meses y será cuestión de hacer una gran preparación y luego mantenerme competitivo. Creo que no es una locura ir a ambas competencias.

La videollamada sufre una nueva y necesaria interrupción: es hora de comer para los Mastromarino. El pollo a la parrila, a la distancia, se ve exquisito. “La próxima te invito. No vaya a ser cosa que escribas mal de mí”, vuelve a bromear Mariano. Claro, le sobran los motivos. Es tiempo de comer y festejar como corresponde: en la intimidad de la familia.

Fotos gentileza de Oscar Giménez Barrios.

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