Para algunos, los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 fueron los mejores de la historia. El Dream Team de Estados Unidos en básquet, el pebetero se encendió de un flechazo y Freddie Mercury y Montserrat Caballé cantaron el tema musical oficial. Asimismo, ninguno de estos hitos fue el gran momento de la cita olímpica, es más, ese gran momento ni si quiera está ligado a un medallista.

Derek Redmond nació el 3 de septiembre de 1965, en Buckinghamshire, Inglaterra, y llegaba a los Juegos de Barcelona como uno de los serios candidatos a quedarse con la medalla de oro en los 400 metros. El británico corría profesionalmente desde 1984 y se dedicaba exclusivamente a los 400, tanto individual como en posta. Sus antecedentes, en cuanto a marcas, eran realmente buenos.

En 1985 se adjudicó el récord británico en 400 metros con un registro de 44.82 segundos, por aquel entonces, el récord mundial estaba en 43.86 segundos y era posesión del estadounidense Lee Evans desde los Juegos de México 1968. Para 1987, Redmond ingresó al equipo del 4×400 y se colgó la plata en el Mundial de ese año, en Roma. Llegaba con expectativas a Seúl 1988, pero una lesión en el tendón de Aquiles lo marginó de sus primeros Juegos Olímpicos.

La plata en Roma fue solo el preludio de lo que le esperaba al equipo de Gran Bretaña 4×400. Roger Black, John Regis, Kriss Akabusi y Derek Redmond, tomaron por sorpresa a los candidatos estadounidenses y se colgaron el oro en el Mundial de Tokio 1991, con un tiempo de 2.57.53 minutos, apenas cuatro centésimas más veloces que los norteamericanos. Cabe destacar que Roger Black fue, además, medallista de plata en los 400 metros de esa competencia.

Llegó a Barcelona 1992 como un candidato serio al oro, junto con Steve Lewis (campeón olímpico defensor) y a Quincy Watts. Redmond, más allá de varias lesiones pasadas, atravesaba su mejor momento físico. Y, mostró su estatus en su primera serie de los 400, dio el primer golpe con el tiempo más rápido de todas las serie.

Pero en las semifinales pasó la desgracia, aunque, teniendo en cuanta los antecedentes no era ilógico. Redmond partía desde el andarivel 5, con el número 749 en su pecho. Tras una buena partida, los fantasmas del pasado se volcaron sobre la parte posterior de su muslo derecho. El atleta quedó arrodillado en el piso, perplejo, lamentándose de la situación. La prueba ya había finalizado y los jueces intentaron apartarlo de la pista, pero su espíritu olímpico pudo más. Se levantó e hizo el esfuerzo para terminar los 150 metros restantes en una pierna, literalmente, parecía un saltador triple.

El público, ante esta escena, comenzó a ovacionarlo de pie,  los 65.000 presentes en el Estadio Olímpico de Montjuïc y todos los flashes estaban sobre él. Pero a falta de 100 metros apareció el héroe de esta historia: Jim Redmond, el papá de Derek. La transmisión internacional ya había dejado de lado a los ganadores de la prueba y estaban centrados en esta imagen padre e hijo, otros dejaron los aplausos y comenzaron a romper en lágrimas, algunos, hacían ambas cosas.

Derek no podía más, sus gestos faciales eran los propios de Jesús durante el calvario. Para Redmond esto era su “vía crucis”, esta lesión era la 13° en sus ocho años de profesionalismo, también fue la última. Cruzó la meta abrazado a su papá, que justamente, tenía una gorra con el slogan “Just do it”, traducido al español: “Solo hazlo”. Y el británico lo hizo, superó la línea de llegada en una de las secuencias más inspiradoras de la historia de los Juegos Olímpicos.

Al día de hoy, Jim no sabe como hizo para ingresar a la pista eludiendo todos los controles. Aunque, Derek no quería que lo ayude porque iba a figurar como descalificado, su papá le dijo: “Terminiemos esto juntos”. Lastimosamente para esta historia, Redmond figura en la clasificación como “DNF”, es decir, descalificado por recibir ayuda externa. Por culpa de las recurrentes lesiones, Redmond se retiró del atletismo y decidió probar suerte en el básquet, no le fue mal porque representó a la selección inglesa. También, intentó en el rugby 7, pero no llegó tan lejos. Actualmente, forma parte de la Federación Británica de Atletismo y se dedica a dar charlas motivacionales, ¿Quién mejor que él?

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