Despegar el cuerpo de la mente
Hace 9 meses no como carnes rojas, eso hizo que indefectiblemente que modifique mi base alimentaria, un mundo nuevo por explorar, intensos aromas, coloridas y nutritivas recetas llegaban, (espero que para quedarse) a mi vida. Una energía nueva, saludable y pacifica que mi cuerpo empezaría a generar debido a la ingesta de estas frutas, verduras y semillas con las que me alimento.
Menos alcohol, harinas y azúcar. Hasta acá todo maravilloso, y en parte lo es, pero desde hace un par de semanas estoy algo haragán para salir a correr, como desganado un poco anémico. He mermado demasiado la cantidad de salidas semanales, que a fuerza de ser sincero en muchas ocasiones solo se reducía a una. Una sola salida, los fines de semana con una buena cantidad de kilómetros (14km, 15km, 21km y 18 km el domingo ultimo antes de los 21k de Nike). Pero esto no era lo que inicialmente tenia en planes, quería hacer algo mejor planificado, incorporar pasadas para mejorar la velocidad, o atender los defectos de la pisada o de la postura en general. Nada de eso hice y lo sentí el dia del evento.
Así y todo, a pesar de todo, seguía inscripto a la famosa We Run Bue. La noche previa los nervios se apoderaron de mi, me despertaba cada dos horas (me parecía a mi hijo Simón de tan solo 9 meses). A las 5.30 partiría desde La Plata camino a Capital en donde era el evento deportivo, y así fue, llegue con una hora de anticipación, con tiempo suficiente para realizar una buena entrada en calor.
Unos 10 minutos antes de la partida, lentamente todos nos fuimos acomodando, eramos 10.000 los que buscábamos la patriada de correr los 21k.
Chicos, grandes, muy grandes otros, mujeres, varones, algunos corredores de élite, otros simples entusiastas, con sillas de ruedas o sin ellas, pero todos con la misma camiseta, compitiendo contra uno mismo. Hay una adrenalina que se respira en el ambiente, una adrenalina contenida que sera liberada cuando el reloj de cuenta regresiva acuse 0 para empezar recién ahí a correr progresivamente.
Aunque no quisiera, es inevitable para mi, comparar con la prueba anterior, Media de Baires dado que en aquella, si bien estaba mas ansioso y obsesionado por llegar, estaba mejor preparado, hice todo según lo planeado y la sensación siempre fue de tener bajo control todo lo que iba pasando, por mas de que no estuviera pensando en ello.
En esta, no estuve ansioso los días previos, o no como aquella primera, estaba menos entrenado pero mejor preparado. Tácitamente el objetivo ya no podría ser únicamente llegar sino que debía superar el tiempo anterior. Creo que eso, que estaba siempre repiqueteando en mi cabeza hizo que en los primeros Km tuviera un buen ritmo (para mi) que rondaban los 4.20 min el Km, pero desde el km 8 en adelante la pelea era por no bajar de 5 minutos el km, me costo sobremanera y demasiado aguanté. Cuando faltaban solo tres, pese a mis esfuerzos, no logre traducir los gestos de mi cara a las pisadas que hacia, empece a caer, diría que a desplomarme.
Mejore mi tiempo final, fue de una hora cuarenta y seis minutos, solo eso es razón para ponerme contento aunque el hecho de no haber podido sacar fuerzas para llegar creciendo a la llegada es lo que me ha dejado cierto gusto agridulce.
Ya pasadas unas horas del evento, debo convencerme de que no me había preparado para otra cosa distinta de lo que paso, es verdad que me costo pero una vez mas he logrado experimentar esa indescriptible sensación de despegar el cuerpo de la mente, llegar a ese estado de no-mente, que en mi caso es de las virtudes mas grandes del Running.
Por Franco Salazar