Perdido en el desierto, un documental que pertenece a la serie Losers, dirigida por Mickey Duzyj y está emitida por la plataforma digital Netflix, detalla cómo Mauro Prosperi, italiano amante del running, compitió en un Ultra Maratón ubicado en el desierto de Sahara. ¿El problema? Se perdió en medio de la carrera y tuvo que sobrevivir por su propia cuenta.

Prosperi es padre de tres hijos y, en ese momento, estaba casado. Su amor por salir a correr le provocaba no tener tiempo para ver a su familia. Pero eso nunca le fue un contratiempo.

Un amigo suyo, Giovanni Manzo, le propuso correr una ultra carrera: El Maratón des Sables, ubicado en el desierto de Marruecos. Si bien el nombre indica que es un maratón, ósea, 42k, esta competencia no lo es. La distancia total de este evento es de 241 kilómetros, debido a esta longitud el nombre de la distancia se la conoce por: Ultra Maratón.

Una vez inscripto, la organización le dio un papel al debutante italiano con la información de que, si se llegara a pasar algo, que escriba donde quiere que le entierren el cuerpo una vez muerto. A pesar de esta advertencia, que da a entender que los organizadores no se preocupan mucho por la salud de los participantes, miles de personas aceptan el reto.

Esta competencia está desarrollada en seis etapas y suele durar siete días para terminarla. Es una prueba de autosuficiencia por lo que cada corredor debe llevar su propio alimento, bolsa de dormir y otras herramientas.

Prosperi en el día cuatro y con más de 170 kilómetros recorridos y, con la esperanza de querer llegar primero, se pierde por culpa de una tormenta de arena que pasó en su posición. Al no quedarse quieto, por miedo que se hunda con la arena, se empezó a mover. Pero en la dirección elegida no era la correcta, tras salir de esa ventisca notó que estaba solo y que no había ningún punto de referencia.

Intentó utilizar las bengalas que le dieron, pero estas estaban falladas. Su única esperanza era salir de este lugar por sus propios medios.

Tras unos días de caminar y dormir en la intemperie encontró unas estructuras aisladas en medio de los médanos. Era el sarcófago de una persona. En esta habitación había murciélagos, él se había quedado sin barras energéticas y bebidas, por lo que decidió de comérselos y beber el pis de ellos.

Su intento de suicidarse no le funcionó, intentó cortarse las venas, pero al no hacerlo con la suficiente fuerza solo ocasionó que se desmallara. Al otro día, sale de ese lugar y se encuentra con una chica, esta sale corriendo y minutos más tarde llega unos vehículos militares. Había pasado la frontera de Argelia.

El italiano sobrevivió gracias a la suerte y su fuerte perseverancia para no darse por vencido. La organización de esta competencia dejó mucho que desear, por más de que avisen que es posible que mueras, deberían tener los medios suficientes para prevenir que pase algo como lo que le ocurrió a él. Nueve fueron los días en los que estuvo perdido, muchos de ellos sin comida y bebida. Su compañero, había terminado la carrera en los días reglamentarios.

Prosperi, una vez divorciado y con más tiempo libre, siguió embarcándose en estos desafíos. Volvió a correr el Maratón des Sables seis veces más y su mejor puesto fue el 12.

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