Hablar de Ironman hoy en día entre los mortales nos lleva a que todas las personas tengan un amigo o un conocido que, probablemente, lo realizó.

¿Conocés a …..? Y la respuesta, entre quienes corren o nadan o pedalean (o hacen todo junto) suele ser sí.

A partir de allí se regresa a una respuesta casi inmediata: ¿Dónde se entrena? ¿Qué bicicleta tiene? Y una serie de preguntas que generalmente no llevan un lado negativo. Ya que hoy a diferencia de tan solo 10 años la proliferación de Ironmans en la Argentina ha sido exponencial.

El domingo 3 de diciembre de 2017 se desarrolló por vez primera el full Ironman en la ciudad costera de Mar del Plata; allí, 1250 almas se inscribieron para enfrentar tan mentado desafío.

Este domingo se concretará la primera edición del Ironman 70.3 de Bariloche… en un lugar soñado, que viera ganar en la mítica carrera del escape de la isla Huemul al legendario e inoxidable Oscar Galíndez.

Habrá 1000 atletas argentinos. ¡¡¡Sí, 1000 !!!! Pensar en esta cifra una década atrás era una utopía.

El desembarco de esta franquicia de por sí tentadora se inició aquel 9 de marzo de 2016 con el Ironman 70.3 de Nordelta. Hoy, ya instalada en el país, la marca Ironman está definitivamente instalada que adquiere fans y adeptos de toda índole. Y me refiero a “fans” con todo respeto ya que muchos seguidores e inscriptos en tan mentado evento, acaso, no tamizaron de manera consciente de lo que implica para nuestros cuerpos afrontar tales distancias: 3800 metros de natación; 180 kilómetros de ciclismo para completar la osadía con los 42.195 metros del maratón; mientras que en el caso de este domingo, el 70.3 de Bariloche tendrá una distancia de 1,9 km de natación, 90 km de ciclismo, y 21,1 km de atletismo

Ahora bien me gustaría analizar sintéticamente la mentalidad con que cada triatleta encara este nuevo desafío personal ya que no sólo está comprometido cada individuo sino todo un entrono familiar y social que conlleva a la concreción de dicho sueño.

En verdad, no todos están preparados físicamente de la misma forma y el abanico va desde los improvisados osados hasta los legendarios míticos de nuestro país que entrenan diariamente por centenas de semanas y meses para poder arribar a la meta.

Todos y cada uno de ellos tienen un objetivo temporal y una expectativa de carrera que en la gran mayoría de los casos no se cumple, ya que lo imponderables climáticos, personales y energéticos, además de la reacción física de ese día hacen que la performance nunca sea igual a la deseada.

Aquellos que escapan a esta regla son mis triatletas predilectos, que hacen las cosas a consciencia y pueden dar cuenta clara y detallada de su estado emocional, físico y mental en cada etapa de su trayectoria. Por ello es que los invito a reflexionar sobre las planes mentales con los que cada uno de ustedes llega al día de la largada. Ajustar las expectativas es de sabio…. Ir por el merito de estar allí , es de logro, y con ello conllevará a la gloria tan esperada de colgarse la medalla finisher.

Nuestra mente permanentemente esta jugándonos algunas encrucijadas y qué mejor que entrenarnos para inocular dichas tramas de forma tal que podamos disfrutar del desafío sin sufrir en el intento. Ojalá estas palabras, en modo reflexión, les sirvan de antídoto para los momentos de mayor vacilación mental y física.

Recuerden que el hombre puede lo que se propone en tanto y en cuanto el entorno acompañe.

¡Hasta la próxima!

Por Carlos Wyszengrad. Psicólogo clínico especialista en grupos y Profesor titular de la cátedra Psicología del Deporte en la Universidad de Flores (UFLO).

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