Maratón: orígenes y mitos
Es la prueba madre de los Juegos Olímpicos y del atletismo, se disputa el último día de los Juegos y suele ser la última medalla que se entrega. Desde sus orígenes, siempre formó parte del programa olímpico.
La prueba consta de un recorrido de 42 kilómetros con 195 metros y el primero en cruzar la meta es el ganador.
Su origen se remonta al año 490 A.C. La leyenda cuenta que el soldado griego Filípides corrió 40km descalzo (al mejor estilo Abebe Bikila), desde la ciudad de Maratón hasta Atenas, con el objetivo de comunicar la noticia del triunfo Heleno en batalla contra las tropas Persas del Rey Darío I. Algunas versiones indican que murió de fatiga al llegar a su destino.
El nombre de Maratón significa hinojo, ya que es un cultivo abundante en la zona. Pero según varios historiadores, nuestro héroe griego corrió bastante más. Primero habría ido a Esparta a pedir refuerzos, luego, batalló y después, fue hasta Atenas para anunciar la victoria. Un total aproximado de 260km en menos de dos días. A esto se le debe sumar que el terreno no era plano, era bastante irregular y en algunos tramos era de grava. Pero nadie puede asegurar que la historia sea cierta, por eso es leyenda. Lo que sí se comprobó es que correr esa distancia es posible.
En 1982, un grupo de cuatro oficiales de la Armada Británica Real, al mando del comandante John Foden, fue a chequear si la hazaña era posible. Los cinco recorrieron esa distancia en ese tiempo y tres del grupo lograron completar el recorrido. Se olvidaron de dos detalles: batallar con los persas varios días y hacerlo descalzos.
Con todo este preámbulo, ahora sí, la maratón olímpica. La primera fue la de Atenas 1896, de aproximadamente unos 40km y el ganador fue el griego Spiridon Louis. Compitieron 18 fondistas y finalizaron la prueba la mitad, nueve.
Para los IV Juegos de Londres 1908, la distancia se modificó a 42.195 metros. En principio, iba a ser un recorrido de 40 kilómetros, pero la reina Alejandra de Dinamarca quería que sus nietos pudieran ver la largada desde el balcón del ala este del Castillo de Windsor. Por eso, se añadió una milla (algo así como 1.60 km) más a la prueba. También se sumaron otras 385 yardas (unos 352 metros) porque la reina tenía problemas para caminar y quería que la competencia finalizara justo por debajo del palco real del estadio, así ella no tendría que desplazarse hasta la puerta del mismo. Así, se llegó a los 42 kilómetros 195 metros que se conocen actualmente.
Las posteriores maratones olímpicas fueron variando sus distancias, hasta que la misma se oficializó recién en 1921, en el Congreso de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo de Ginebra. A partir de ahí, maratón significa correr 42,195 kilómetros. Ni más (ya sería ultramaratón) ni menos (carreras de 5, 8 10 y has 21km o más).