¿Qué tengo que usar para salir a correr en verano?
Salir a correr en verano tiene sus beneficios. Aquellos corredores valientes que deciden salir de sus casas, donde tienen prendido el ventilador o el aire, para salir a correr con una temperatura que no baja de los 25 grados, tienen que saber que: ir a entrenar sin la ropa y elementos adecuados puede ser peligroso.
No utilizar la ropa adecuada te dificultará la salida del sudor y te hará estar más incómodo, ya que al no utilizar la ropa adecuada (mínimo manga corta y, si puede ser, de tejido técnico) estás dificultando la evacuación del sudor: un mecanismo del cuerpo que actúa para refrescarte cuando su temperatura es demasiado elevada.
Correr sin remera es viable para los runners que se animan. El clima permite no tener que ver cuántas capas de ropa vestir en cada salida, ni dónde dejar los guantes después de los primero 15 minutos corriendo. En temporada estival, cuando el termómetro aprieta conviene elegir prendas de colores claros con tejidos respirables y de rápido secado. Usar ropa ligera, elaborada con materiales especiales que secan el sudor más rápido, evitar el algodón que absorbe el calor y la humedad.
Recordá que es mejor siempre pasar algo de frío antes de empezar a correr (que seguramente no será el caso durante el verano) que jugarte una deshidratación en medio de tu entrenamiento o en una carrera.
Asimismo, tené siempre en cuenta de utilizar las siguientes prendas:
- Gorro o visera.
- Lentes de sol.
- Medias (de materiales ligeros).
- Zapatillas que favorezcan a la transpiración.
- Pantalones cortos.
Además, hay protectores solares que utilizan los deportistas, ya que estos resisten mejor el sudor. No proteger la piel de forma adecuada, sobre todo en verano, puede pasarte factura. Elegir un protector solar de acuerdo a las necesidades, de amplio espectro y con un factor de protección solar alto es primordial para protegerte del sol.
Ponete el protector solar por las zonas de tu cuerpo que queden al descubierto e insistí en lugares donde la piel es más sensible, como la nuca, los hombros, el escote y la parte superior de las orejas.