>>>>> Foto de Kyle Cassidy // Dominio Público

El running se ha popularizado enormemente, ante la monotonía y el hastío del gimnasio, el hecho de correr de manera independiente y sin obstáculos se ha convertido en una alternativa muy atractiva. La libertad que otorga el hecho de practicar una actividad tan asequible -y al mismo tiempo accesible- ha provocado que los adeptos aumenten cada año. Desgraciadamente, tenemos que tener en cuenta varias variables que condicionan muy directamente esta actividad física. Todos soñamos con convertirnos en el próximo Usain Bolt, personaje que se ha ganado todo el cariño de panorama internacional gracias a su carisma y a su polivalencia -ocho veces campeón olímpico, futbolista amateur, embajador de PokerStars y transgresor showman-, pero lo primero que hay que hacer es conocer nuestras propias limitaciones y establecer unos parámetros de actuación.

Es muy importante conocer nuestras limitaciones personales y también el entorno donde desarrollaremos nuestra actividad física. El entorno donde saldremos a correr es muy importante, y puede convertirse en un factor determinante a la hora de tomar varias consideraciones relativas a la salud. La atmósfera y la contaminación que presenta un pueblo en comparación con una gran ciudad son diametralmente diferentes, y el impacto que éstas pueden tener sobre nuestros pulmones es un factor a tener en cuenta. Os adjuntamos una serie de consideraciones previas que os ayudarán a seguir una hoja de ruta si no se tiene más alternativa que practicar deporte en un entorno urbano.

El primer elemento que debemos tener en cuenta es intentar buscar un entorno que sea lo más verde posible. Nos referimos a un parque o entorno natural; en muchas ciudades encontramos espacios interurbanos que sirven para purificar el aire, con una alta presencia de vegetación que ayuda a evadirse del ritmo de vida frenético que acompaña a las ciudades. Éste puede ser un entorno altamente recomendable, ya que seguramente coincidiremos con otras personas interesadas en esta actividad física. Esto nos ayudará a socializar y a compartir nuestros conocimientos relativos al running. Cabe destacar también que el ambiente será mucho más limpio, todo ello lejos de la presencia de vehículos o de ciclistas que puedan entorpecer nuestro ritmo. La densidad de población de una ciudad provoca que sea complicado poder correr por las aceras. Esto genera frustración, un hecho que a largo plazo nos puede invitar a desistir de nuestro objetivo, por lo tanto hay que intentar buscar un parque o un espacio verde para que dé inicio a nuestra aventura urbana.

También es importante intentar evitar correr sobre asfalto, ya que este tipo de terreno es altamente perjudicial para nuestras articulaciones, sobre todo para los pies. Si no tenemos más alternativa, hay que estar muy pendiente de la señalización de la ciudad, haciendo especial énfasis en los semáforos y en las señales de restricción de paso, e intentar buscar espacios que no sean muy transitados. También es interesante llevar encima una señal identificativa o un teléfono móvil que nos permita solicitar ayuda si lo estimamos pertinente.

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