Cada vez existen más corredores “híbridos”, esos que no sólo corren calle, o no sólo corren trail. Si no que alternan y combinan las disciplinas. Correr de todo no sería el problema si el fin último es disfrutar. Si basta con terminar las carrera para estar contento. El problema se da cuando se buscan tiempos o posiciones.

Mejorar en ambas modalidades no es fácil, porque justamente la especificidad es uno de los principios claves del entrenamiento deportivo en pos de mejorar el rendimiento.

Enfocarnos nos acerca más al objetivo. Si uno pone toda su atención, tiempo, y energía en algo, ya sea en el deporte o en cualquier ámbito de la vida, hay más chances de que todo vaya mejor que si se tienen desparramados los recursos.

Claro que las cosas cambian entre atletas principiantes y avanzados. Cuando recién se empieza, con poco se avanza mucho, y por eso quizás aún sin hacer todo bien, un runner amateur pueda experimentar grandes avances en su performance. Muy distinto es el atleta avanzado que lleva años de entrenamiento sistemático. Ahí se da la situación inversa: para avanzar poco hay que hacer mucho. Y no sólo pasa por entrenar más en cuanto a volumen, intensidad o frecuencia. También pasa por atender un montón de detalles que pueden optimizar o perjudicar el proceso.

Un corredor principiante quizás en pocos meses pueda bajar muchos minutos sus marcas en 10k o en maratón, por dar un ejemplo. Para un elite, eso mismo puede significar años o incluso décadas.

Un punto interesante es entender además, que probablemente la calle le sume al trail, pero no a la inversa. ¿Qué significa esto? que podemos transferir bastante de lo que se gana entrenando y compitiendo en calle, al trail; pero no sucede así del trail a la calle.

Está claro que en las carreras de aventura el terreno ondulado requiere algunas cualidades que no son necesarias en calle como pueden ser la destreza, la agilidad, y la técnica propia que exigen los circuitos complicados por sus terrenos y/o pendientes.

También entra en juego la osadía necesaria para enfrentar, por ejemplo, bajadas peligrosas donde un mal apoyo puede costar muy caro. Pero por más técnico que sea un circuito de trail, siempre existe la posibilidad de hacer una gran diferencia si se cuenta con un consumo de oxígeno y umbral de lactato elevados. Ya sea por poder ir más fuerte en las partes corribles como por poder soportar mejor las subidas interminables donde también juegan rol clave la fuerza y la resistencia muscular.

¿Conclusión? Es más fácil mejorar en trail compitiendo en calle y trail, que mejorar en calle compitiendo en calle y trail.

De todos modos, hay ciertas consideraciones que se pueden tener en cuenta si uno es amante del trail y no quiere resignarse a no competir más o estancarse en sus registros  en calle.

Lo primero que debemos hacer es determinar cuál es nuestro objetivo principal. Y en función de eso, analizar disponibilidad para entrenar y competir y armar un calendario con una planificación que permita llegar en el pico de forma a la competencia principal que preparamos.

Antes y después de ese objetivo principal podemos incluir objetivos secundarios que, idealmente, ayuden a llegar mejor al principal, o por lo menos no entorpezcan su camino.

Si estamos preparando una maratón de calle, que por ejemplo se corre en Septiembre, no sería bueno correr trail en el mismo mes o en agosto.

Es decir, debo evitar todo lo que no sea “específico” en los periodos de competencia y pre competencia, y si voy a darme algunos “permitidos” que estos se ubiquen en los periodos de base (preparación general), transición (post carrera) o como máximo en el especial aunque no sería lo mejor (período que sigue al de base).

De hecho en los periodos de base para calle, se incluyen casi siempre trabajos de cuestas como parte del entrenamiento.

Otro punto que hay que atender, es, si uno prepara calle y pretende que le vaya bien, pero quiere correr algo de trail, sí o sí hay que elegir las distancias más cortas posibles. Casi siempre hay más de una opción en las pruebas de aventura. Si corremos algo más corto, el daño será menor, el riesgo de lesión será menor, y el tiempo de recuperación post carrera también será menor lo que va a permitir poder volver a entrenar como corresponde mucho antes que participando de una prueba larga.

Y por último, y quizás el punto más difícil, sería correr trail en “modo ahorro de energía” para cuidarse y así poder seguir con el plan habitual al regresar a la ciudad. Si el objetivo es disfrutar la naturaleza y compartir un viaje con otros corredores, dos cuestiones que encantan a quienes se enamoran de esta modalidad, estará cumplido aún sin exigirse al máximo.

Recapitulando: si se quiere mejorar en calle sin bajarse del todo de las carreras de trail, hay que buscar carreras que se ubiquen lo más lejos posible de nuestra competencia principal de calle; o después.

Hay que optar por las distancias más cortas y menos técnicas, y no competir al cien por cien de las posibilidades físicas para no quedar tan golpeado si se está entrenando para un objetivo próximo que nada tiene que ver con la modalidad de aventura.

De esta forma, quizás encontremos un equilibrio entre “el disfrutar” y el “seguir mejorando tiempos”.

Por Carolina Rossi

Running Team Leader y atleta Fila Argentina

@CarolinaRossiOkwww.carolinarossi.com.ar

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