Si amás correr, sabes que es una pasión que puede llevarte a nuevas alturas. Sin embargo, como cualquier otra actividad física intensa, correr en exceso puede tener repercusiones negativas en tu cuerpo y rendimiento.

Si reconoces alguna de las siguientes señales en tu propia experiencia, es importante que escuches a tu cuerpo y consideres tomar un descanso adecuado. El descanso es una parte esencial de cualquier programa de entrenamiento y te ayudará a evitar lesiones y a mantener una salud óptima a largo plazo. Recordá que el descanso activo, como el estiramiento, la hidratación adecuada y la nutrición balanceada, también son fundamentales para la recuperación.

Señales de que estás corriendo demasiado:

  • Fatiga persistente: Si te sentís constantemente cansado, incluso después de una buena noche de sueño y descanso, es posible que estés corriendo demasiado. La fatiga persistente es una señal de que tu cuerpo no se está recuperando adecuadamente del esfuerzo físico.
  • Dolor muscular y articular: Sentir dolor muscular o articular durante o después de correr puede ser normal, especialmente cuando aumentás la intensidad o la distancia. Sin embargo, si el dolor es constante o agudo, podría ser una señal de que estás sobrecargando tus músculos y articulaciones.
  • Falta de motivación: Si de repente te resulta difícil encontrar la motivación para correr o si ya no disfrutas tanto como solías hacerlo, es posible que estés quemado por el exceso de entrenamiento. La falta de motivación puede ser un indicador de que tu cuerpo y mente necesitan un descanso.
  • Cambios en el rendimiento: Si notás que tu rendimiento en carreras o entrenamientos ha disminuido significativamente, a pesar de tus esfuerzos continuos, podría ser una señal de que estás corriendo demasiado. El sobreentrenamiento puede afectar negativamente tu velocidad, resistencia y capacidad para alcanzar tus objetivos.
  • Problemas de sueño: El sobreentrenamiento puede interferir con tu capacidad para conciliar el sueño o dormir profundamente durante la noche. Si experimentás dificultades para dormir o te despertás frecuentemente durante la noche, es posible que necesites reducir la intensidad o la frecuencia de tus entrenamientos.
  • Cambios en el estado de ánimo: El ejercicio regular suele estar asociado con una mejoría en el estado de ánimo gracias a la liberación de endorfinas. Sin embargo, el exceso de entrenamiento puede tener el efecto contrario, causando irritabilidad, ansiedad o depresión.

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