La práctica deportiva es sana y recomendable para todas las personas. Y poder hacer un deporte en el que sólo necesitás un buen calzado (ni siquiera tiene que ser el más caro), permite que cualquier persona pueda optar por salir a correr.

Lo bueno de hacer running es que no necesita de la mejora de gestos técnicos para hacerlo mejor, ni necesita de otras habilidades físicas especiales, aunque, si padecés de un problema de salud, consúltale a tu médico si podés hacer este deporte.

La práctica del running lleva implícita una superación que muchos deportes no tienen: en la medida que lo practiques con regularidad, vas mejorando la resistencia y esto hace que puedas alargar, tanto los tiempos de carrera, como las distancias.

Va a llegar un momento en el que quieras alcanzar otros logros y mejoras. Vas a querer superar esas mejoras y generar nuevas metas. Y así todo el tiempo, hasta que descubras que llegaste a tu límite.

Mantener el compromiso de correr puede ser difícil. Ponerse metas que inspiren, como hacer un tiempo concreto, te centrará. Imaginarse a uno mismo en la salida o cruzando la meta puede hacer que te comprometas más y tengas más motivación.

La alimentación y el descanso son también muy importantes, así como la hidratación en todo momento. En lo referente al descanso, hay que incorporar sesiones de recuperación. Muchas personas combinan la carrera con la bicicleta. Es muy importante plantear días de descanso y cumplirlos a rajatabla.

Optá por salir a correr por el parque o por cualquier entorno natural como la montaña, ya que puede mejorar tu experiencia de correr. Centrarte en el entorno que te rodea y en sus sonidos hace que correr te sea más placentero y que lo disfrutes más, porque la atención se aleja de las molestias que podrías sentir en la ciudad.

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